La cantautora canaria Rosana volvió a marcharse ayer de un escenario asturiano, en este caso del Teatro Jovellanos de Gijón, con una buena cosecha de aplausos y de complicidad compartida. De todo eso que, cuando empezaba, alguien le dijo en tono de advertencia que el público del Norte de España no daba en abundancia, y menos el de Gijón. Pero, como bien reconoció la artista en la entrevista concedida esta semana a LA NUEVA ESPAÑA, hace tiempo que esos temores los tiene neutralizados porque sabe que Rosana y Gijón -y por extensión Asturias- se quieren mucho y se quieren bien. Y ayer esa comunión se ratificó.

Llegó al Jovellanos la canaria en su gira de teatros para presentar "En la memoria de la piel", un disco llenos de emociones y sensibilidad. Dice de él su protagonista que es "mi primer álbum importante, y mi primera gran gira, que está siendo espectacular a todos los niveles". Venía, para demostrarlo, con lo nuevo y con un buen puñado de canciones ya consagradas, para que el recital tuviera de todo.

Fueron cerca de una veintena de temas y casi dos horas de espectáculo los que ofreció a su público, que la recibió con los brazos abiertos y sólo tuvo que jalearle cada derroche en el escenario, incluidos los guiños cómicos y las anécdotas que propiciaban la cercanía. Como cuando contó lo rico que le supo el "pichi" que había comido -no pudo, por más que lo intentó animada por el público, llamarlo "pixín"- o recordó su primera visita a Asturias en 1996, cuando perdió el avión y tuvo que venir en un Seat Ibiza dando caña por la autopista para llegar a tiempo a su concierto.

"No habrá Dios", "Llegaremos a tiempo", "Todo es empezar", "Te debo este sueño", "Sin miedo", "Puede ser", "No olvidarme de olvidar", "Soñaré", "Hoy", "En la memoria de la piel", "Silencio", "Con viento a favor", "Si tú no estás", "Contigo", "Talismán", "A fuego lento" o "Pa tí no estoy", además de unos cuantos temas en acústico -"Tormenta de arena", "Agua de llorar", "Vino el sol" y "Así son las cosas"- fueron sonando de seguido en el teatro gijonés, lleno para la ocasión y que se sabía casi todas y cada una de las letras de la canaria.

El buen sonido permitió a los presentes disfrutar de las cuidadas letras de sus canciones, y también apreciar su dominio de la guitarra eléctrica -por momentos se mostró cañera- o acústica, según el caso. Además del acento, dejó marca de su tierra tocando con un timple canario la canción "Con viento a favor". Y así pasó una noche de buena música y mucha emoción en el Jovellanos.