Desde el punto de vista del protocolo, la Reina Sofía "no estuvo acertada". Esta es la tesis principal del análisis que hace del encontronazo entre las dos reinas el asturiano Carlos Fuente Lafuente, experto en protocolo y Director de International School of Event Management and Communication (ISEMCO). Fuente analiza en su blog el episodio de la Misa de Pascua y, como profesional de los actos sociales, no tiene dudas: "Pienso que, desde el respeto, admiración y reconocimiento por ambas personalidades, la Reina Honorífica no estuvo acertada con la decisión de hacerse esa fotografía con sus nietas en un lugar donde no procede. Y considero, por otra parte, que quizá la Reina Consorte, ante un hecho consumado, pudiera haber reaccionado de otra manera para no convertir en noticia mundial algo en lo que nadie hubiera reparado".

Fuente es consciente de que "mucha gente" le "criticará por no entender el 'derecho de una abuela a hacerse una fotografía con sus nietas a la salida de misa', o por no valorar el espléndido papel histórico de la Reina madre, o por no criticar abiertamente un posible exceso de celo en la observancia protocolaria por parte de la madre de la Princesa de Asturias". No obstante, explica sus motivos, sustentados exclusivamente en el protocolo a seguir en una cita donde, "por tradición y costumbre", suele ser "el momento de la foto anual" de la Familia Real. "El protocolo que se ha venido siguiendo para la salida de la Familia Real del templo catedralicio camino del lugar señalado para la foto, pasa por la aplicación del correcto orden de precedencias, de tal manera que los primeros que han de salir por la puerta principal son los Reyes, seguidos de sus hijas y finalmente de los Reyes honoríficos. En ese orden se dirigen tras la misa hacia el lugar fijado para el posado, donde esperan los medios acreditados. Sin embargo, por diferentes razones, se descompone esta protocolaria salida. Influye en ello, entre otros factores, la decisión de la Reina Honorífica de realizar dentro del templo una fotografía a solas con sus dos nietas, algo nada habitual (se debiera esperar hasta la salida, al menos)", explica Fuente. Y añade: "No se hizo porque la Reina Consorte entró en la escena y la imagen no pudo ser captada. No soy quién para juzgar si hay intencionalidad o no en evitar la foto, pero en cualquier caso, Sofía de Grecia, persona muy valorada y con gran oficio en la materia, sabe perfectamente que no puede abrazar a sus dos nietas y pedir una instantánea (nunca lo ha hecho en un acto público así). Por su oficio sabe que es tiempo de seguir las pautas establecidas (que ella siempre ha cuidado), y de respetar mientras dure el evento la relevancia del Jefe del Estado (su hijo Felipe VI) y su esposa e hijas". Este experto en protocolo considera que la Reina Sofía "no debió intentar hacer la foto. Tiempo tendría más adelante y, además, ¿qué sentido tiene hacerla en ese momento en el que evidentemente 'no toca'? En cualquier caso, de haberse respetado el orden protocolario seguramente no se hubiera producido la 'anécdota' (si se me permite seguir llamándola así)".

Fuente también hace otras apreciaciones: "Me ha sorprendido mucho que la propia Reina Honorífica intente realizar una fotografía de tono estrictamente familiar, dentro del propio recinto, saliendo de un oficio religioso al que acude en su condición de Reina Honorífica, como puede acreditarse por el tratamiento protocolario dispensado por los máximos responsables del clero mallorquín. No acude como abuela, aunque lo sea". Este experto en protocolo subraya que su sorpresa se fundamenta en que "en una ceremonia religiosa como ésta la Familia Real ha tenido siempre el máximo respeto y ha evitado realizar fotografías de índole familiar en el interior del templo en situaciones públicas". Por tanto: "Insistir en la foto cuando obviamente no correspondía nos ha sorprendido, insisto, en una Señora que siempre ha destacado no sólo por su afabilidad y cercanía, sino por su rectitud en la observancia protocolaria". Fuente confiesa que no entiende - "y permítaseme la expresión"- el "empecinamiento de la Reina Madre en volver a intentar la fotografía en el exterior cuando el rey Felipe VI aún no había salido. ¿Por qué? ¿No había tiempo después o en la intimidad?"

Finalmente, Carlos Fuente hace una apreciación: "Obvio comentar los 'aspavientos', si se pueden llamar así, del brazo derecho de la Princesa, pues a sus 12 años -aunque tenga sangre real- ¿quién no haría lo mismo si por una parte te abrazan insistentemente del cuello y por otra te dan caricias en el pelo también insistentes, sin casi espacio para moverse? Pero, en fin, dejemos a las Reales Niñas al margen de todo esto".