Thomas Becker, un abogado estadounidense que cambió el rock por la toga para asumir la causa de las víctimas de la "guerra del gas" en Bolivia, logró algo que nadie pudo en quince años, poner en el banquillo de los acusados a un poderoso expresidente del país. La historia del "gringo" Becker, como él mismo se denomina, con Bolivia y en particular con las víctimas de la "guerra del gas" comenzó en 2005, cuando llegó "como turista" a El Alto, ciudad vecina de La Paz. "Conocí a víctimas de 2003 y conocí sus historias, esto me impactó mucho", aseguró.