Los duques de Sussex, el príncipe Enrique y su esposa Meghan Markle, acudieron ayer por primera vez juntos a las carreras de caballos del Royal Ascot, una de las citas deportivas favoritas de la reina Isabel II.

Meghan escogió para su estreno en el célebre hipódromo un traje de color blanco de la firma francesa Gyvenchy, la misma que eligió para su vestido de boda, el pasado 19 de mayo. En esta ocasión lo combinó, como marca la tradición, con una vistosa pamela. También lucía una cartera y unos zapatos de salón en color negro y un fino cinturón ceñido a la cintura.

La exactriz se trasladó en un carruaje acompañada por su marido -ambos hicieron entrega de uno de los trofeos- y por los condes de Wessex, el príncipe Eduardo y su mujer Sofía.

Antes que ellos llegaron al hipódromo, situado en el condado de Berkshire, cerca del castillo de Windsor, la reina Isabel II, que vistió de amarillo, acompañada de su hija la princesa Ana, quien ayer se convertía en abuela por cuarta vez después de que su hija Zara Tindall diera a luz a su segunda hija. Tampoco quisieron perderse la primera jornada del torneo el heredero a la corona británica, el príncipe Carlos, su esposa la duquesa de Cornualles y el duque de York.

Más de 300.000 personas se dan cita cada año en el circuito ecuestre de Ascot, fundado por la reina Ana en 1711, para asistir a las carreras que se celebran durante cinco días y que suponen uno de los eventos deportivos y sociales más prestigiosos del verano inglés.