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Torretta brilla en Cibeles

"El Ciclón de Cádiz", que sufrió desprendimiento de cuero cabelludo tras una dramática cogida, se sobrepuso a la pérdida de un ojo en 2011

Roberto Torretta vuelve a la Madrid Fashion Week

Roberto Torretta vuelve a la Madrid Fashion Week

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Roberto Torretta vuelve a la Madrid Fashion Week

El productor de cine Harvey Weinstein mantuvo las condiciones de su libertad bajo fianza, pero ahora con el peso de tres nuevos cargos, dos de los cuales lo enfrentan a la posibilidad de cadena perpetua, y de los que se declaró "no culpable".

Los nuevos cargos coinciden con los señalamientos que hizo la exasistente de producción Mimi Haleyi, quien acusó en octubre pasado a Weinstein de un acto sexual forzoso en 2006. No obstante, como suele suceder en estos casos, no se ha facilitado la identidad de las víctimas.

La historia de Juan José Padilla es todo un ejemplo de sacrificio y superación, la de un torero muy castigado por los toros, con un total de 39 cornadas, la última, la del pasado sábado en Arévalo (Ávila), con desprendimiento parcial del cuero cabelludo, aunque en el recuerdo perdurará siempre la de 2011 en Zaragoza, en la que perdió el ojo izquierdo.

Desde entonces el llamado "Ciclón de Jerez" se convirtió también en el "Pirata" por el parche que desde entonces le acompaña en su día a día, la marca más visible de un auténtico calvario durante el cual Padilla tuvo que hacer frente a un sinfín de operaciones para reconstruir su cara, gravísimamente afectada en la zona del paladar, la lengua, la mandíbula y hasta el oído.

Un milagro del que el torero jerezano, de 45 años, se repuso a base de lucha y pundonor, de un sacrificio tal que cuatro meses después volvió otra vez a los ruedos, en Olivenza (Badajoz), donde dio el pistoletazo a una nueva etapa en su carrera, pero en la que jamás ha vuelto la cara a las plazas y ferias de mayor responsabilidad.

El sábado, los fantasmas de aquella tarde en la capital aragonesa volvieron a sobrevolar en la localidad abulense de Arévalo, cuando, tras perder pie después de colocar un par de banderillas "al violín", un toro de Garcigrande le propinó un golpe seco en la cara que le arrancó de cuajo parte del cuero cabelludo.

Esta ha sido la cornada número 39 que ha sufrido Padilla durante sus treinta años como profesional -veinticuatro años como matador y seis más como novillero-, lo que le convierte en uno de los toreros más castigados por los toros, sin que quede prácticamente ni una sola parte de su cuerpo afectada por una herida, una fractura, una luxación o una conmoción. Para el recuerdo quedan otras tantas cornadas de pavor como aquella que sufrió en Huesca en 1999, cuando un astado de Teófilo Segura le infirió una cornada en el abdomen que le perforó el intestino, además de afectar a la cabeza del páncreas, y que derivó en una peritonitis que le mantuvo mes y medio en la UCI y cinco alejado de los ruedos.

Difícil de olvidar también la que un toro de Miura le propinó en el cuello en los Sanfermines del 2011, el mismo año en el que un Victorino le atravesó literalmente el cuerpo desde la clavícula a la parte inferior de la nuca en San Sebastián.

Percances tremendos de los que siempre se ha restablecido el torero jerezano para volver una y otra vez a la cara del toro, que, lejos de darle alguna tregua, no ha cesado en "tatuar" con sus astas cada centímetro de su piel.

Como sus muslos, partidos por la mitad una y mil veces, con cicatrices superpuestas unas encima de otras, con las tres que lleva en la pierna derecha sufridas en Saint-Gilles (Francia), Teruel y Granada, además de otras "medallas" en la misma zona que le recuerdan a Madrid o a Sevilla.

También la izquierda la tiene cosida de arriba a abajo, con heridas importantes como las sufridas en las ciudades francesas de Dax y Beziers, las de las localidades gaditanas de Arcos de la Frontera y Jerez de la Frontera o la doble cornada sufrida en año pasado en Valencia, donde se vio afectado también el hemitórax izquierdo.

Él lo considera como llevar "un mapa en el cuerpo" en el que tiene localizados todos los puntos en los que ha toreado; medallas que quedan para siempre en la piel.

En el verano de 2019 los "looks" serán voluminosos en la zona de brazos y hombros o no serán. Así se confirmó ayer en la segunda jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, ex pasarela Cibeles. The 2nd Skin Co., Andrés Sardá, Devota & Lomba y Malne fueron algunas de las firmas que cedieron todo el protagonismo a los volantes superiores o las mangas abullonadas en la zona de los hombros en sus propuestas para el próximo verano. La mezcla de tejidos, las siluetas relajadas, el reinado del "luxury sport", las superposiciones y los brillos son otras grandes tendencias que se van a colar en el armario de la próxima temporada estival según los creadores españoles.

La mañana arrancó con el desfile de Malne -el dúo formado por Paloma Álvarez y Juanjo Mánez-, que una vez más tiñeron de negro, metalizados y print animal su propuesta. Salvaje, como siempre, pero más sutil que otras veces. La firma catalana de moda íntima Andrés Sarda envolvió al público en una trama al más puro estilo James Bond con Rosanna Zanetti a la cabeza. La modelo y esposa de David Bisbal volvió a las pasarelas para lucir una de las impresionantes capas en blanco y negro, y un conjunto de estilo militar que definen las líneas de la colección. Y del sensual juego de espías y ladronas a las dulces ninfas de Juan Carlos Fernández y Antonio Burillo, o lo que es lo mismo, The 2nd Skin Co.

Con la película "El jardín secreto" como punto de inspiración, llenaron la pasarela de vestidos delicados de estampado floral, conjuntos de pantalón y blusas en tonos pastel; y looks en negro y con apliques de lentejuelas en rosa fucsia que prometen ser un "must" del 2019.

La tarde arrancó con Roberto Torretta. El diseñador, asturiano de adopción, recuperó la figura de Anita Pallenberg, la musa de los "Rolling Stones", para su colección. El mix de tejidos -desde la piel al encaje- y la superposición de capas son las claves de la propuesta, en la que destacan los trajes masculinos de cuadros, las faldas "midi" combinadas con chaquetas cortas, los vestidos ligeros de seda con botas militares o los elaborados a base de flecos o tejido "zigzag".

El gallego Roberto Verino regresó al calendario oficial para mostrar su propuesta para el próximo invierno. Bajo el amparo del "see now, buy now", Verino creó "The look of love". Una fusión de los años 20 y 40 a partir de trajes y abrigos de vichy en blanco y negro, faldas a media pierna, vestidos rectos de satén, pantalones culotte de piel, capas y abrigos oversize de mohair y tejidos metalizados. Y un complemento estrella: los bolsos diseñados por la modelo Laura Ponte.

La firma Custo Barcelona demostró con su colección que el look deportivo es mejor si se cubre de lujo, sobre todo si incluyen sus chaquetas de chándal metalizadas y sus trikinis asimétricos con hilos de lurex.

Modesto Lomba, bajo el sello Devota & Lomba, rinde pleitesía a las volantes laterales -tipo "alitas"-, a los pailletes negros, a los tonos pastel y a las siluetas relajadas.

N. H.

La edición número 68 de la semana de la moda de Madrid ha traído como novedad, además del cambio de fecha de septiembre a julio, que muchos diseñadores hayan elegido diferentes espacios repartidos por la capital para presentar sus colecciones. Y, los dos jóvenes talentos que optaron por este camino el lunes por la noche, Palomo Spain y Juan Carlos Pajares, lo hicieron con acierto, ya que supusieron un soplo de aire fresco que garantiza que a la moda española le queda una vida larga. Y con buena salud.

El diseñador alcarreño escogió la plaza de Margaret Thatcher, en la zona de Colón, para presentar "The real artwork".

Una colección inspirada en el Amazonas, llena de estampados vegetales y colores vivos, que rinde homenaje a todas esas mujeres que tuvieron que esconder su identidad detrás de seudónimos o incluso tuvieron que abandonar su profesión o pasión.

Pajares apuesta por un verano con looks masculinos llenos de feminidad, a base de trajes de chaqueta, y superposiciones de capas en estilismos más sport; y por vestidos asimétricos de largo a media pierna y otros cortos de silueta clásica que juegan al juego de la doble identidad.

Palomo Spain convirtió las salas del Museo de Ciencias Naturales en un gabinete de curiosidades de los siglos XVIII y XIX. Entre esqueletos de dinosaurios y pájaros disecados, irrumpieron sus impresionantes tocados de plumas, sus looks de inspiración cazador, sus conjuntos de punto y terciopelo, sus delicadas blusas de seda y sus delicadas túnicas de algodón. Todo plagado de matices y detalles lujosos como los botones de nácar, las pieles exóticas, las lentejuelas y los complementos, con sus clásicas alpargatas y mules a la cabeza.

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