Una inmobiliaria cántabra anuncia en su página de internet el Pazo de Meirás para su venta por un precio de 8 millones de euros. La venta de la residencia propiedad de la familia Franco, de finales del siglo XIX en el municipio coruñés de Sada, se anuncia como un "inmueble singular".

"Nos encontramos ante un recinto sin par, lleno de historia y detalles especiales (biblioteca, cuadros, piezas arqueológicas, dependencias, blasones, fuentes, cruceros, decoración, etcétera) que lo convierten en una oportunidad inmejorable", dice el anuncio de la que fue propiedad de Emilia Pardo Bazán.

Un hipotético comprador del Pazo de Meirás tendría que asumir dos importantes inconvenientes que tiene la propiedad. Por un lado, su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), lo que restringiría la realización de obras y la obligación de abrirlo a las visitas, y, por otro, la petición unánime del Parlamento de Galicia para que la residencia veraniega de los Franco tenga un uso público.

La venta del Pazo de Meirás formaría parte de un lote en el que también se incluye una finca con casona de los Franco en el Principado de Asturias y un edificio en la calle Hermanos Bécquer de Madrid, en pleno barrio de Salamanca, una de las más importantes zonas comerciales de la ciudad y uno de los barrios de mayor nivel de vida de España.

Precisamente en uno de los pisos del citado edificio vivió hasta su fallecimiento, en diciembre de 2017, Carmen Franco, hija de Francisco Franco y de su esposa, Carmen Polo, quien ostentaba el título de Señora de Meirás.

El inmueble de los herederos del dictador en Asturias, situado en La Piniella, San Cucao (Llanera), cuenta con varias plantas, 80 hectáreas de bosque, una huerta y monte en desuso, tal como aseguran los vecinos de la localidad. También se encuentra a la venta en el mismo portal que el Pazo Meirás, pero por un valor de 5 millones de euros.

En la vivienda de La Piniella veraneó durante toda su infancia Carmen Polo -el palacete lleva desde el siglo XVII en manos de la familia-. Los vecinos de la zona aseguran que los descendientes de los Franco nunca acudían al palacio que tienen en Asturias.