Esculturas metálicas de reminiscencia griega con escenas sexuales muy detalladas, del artista alcoyano Antoni Miró, inundan la Marina de Valencia sin escapar de la polémica entre los que ensalzan la exposición por tratar el sexo con naturalidad y los que la consideran demasiado explícita para un espacio público de ambiente familiar.

Junto al emblemático edificio Veles e Vents y entre el agua y la antigua base del Alinghi, una hilera de más de una docena planchas metálicas de gran tamaño evocan desde este fin de semana el arte griego con volúmenes en los que se distinguen penes, genitales femeninos y pechos y que representan escenas en plena masturbación, a punto de realizar una penetración, una felación o practicar sexo anal.

Paseando a pie, en bicicleta o patines, valencianos y turistas han descubierto la muestra y algunos, escandalizados, han criticado que es demasiado explícita y debería estar en un sitio donde no pasen tantos niños y, otros, encantados, han defendido que es simplemente arte y representa la naturaleza y el cuerpo humano.