El premio "Donostia" 2017 Ricardo Darín vuelve a San Sebastián para estrenar, en tándem con la actriz argentina Mercedes Morán, la película "El amor menos pensado", ópera prima como realizador del productor Juan Vera, que inauguró la 66.ª edición del festival donostiarra.

La cinta, una comedia dramática escrita a la medida de estos dos grandes del cine latinoamericano, es una reflexión sobre la relación de pareja después de unos pocos años de convivencia, explica Darín.

"Todos tenemos miedo de quedarnos solos", afirma el actor, felizmente casado y con "muy pocos" puntos de coincidencia con su personaje.

Darín y Morán son Marcos y Ana, un matrimonio que, a la partida del hijo del hogar, entra en una profunda crisis existencial; aunque se quieren, este "nido vacío" abre entre ellos una atmósfera "en la que no pueden mentir", señala Darín.

"El conflicto de esta película tiene que ver con que ellos se atreven a hacerse preguntas que surgen a partir de un juego oculto, enmascarado, del que hacen gala, que es decirse las cosas, siempre la verdad, y esto les lleva necesariamente a hacerse una serie de preguntas que, de otra manera, no se harían".

Sin disputa de por medio, casi como si se tratara de un nuevo proyecto en común, deciden separarse.

Darín no esquivó ante la prensa el mal trago que supuso la denuncia que la actriz Valeria Bertuccelli hizo pública en verano sobre el trato del actor hacia ella durante la representación de una obra de teatro. El actor señaló, en declaraciones recogidas por "El País", que "es una mancha que difícilmente me voy a poder sacar, una nube abstracta que me empaña porque no hay una acusación formal ni concreta. Es muy difícil defenderse frente a eso, porque la necesidad de defensa pareciera que te obliga a atacar al que te ofende y ese es un juego en el que no voy a entrar".

Para Darín se ha cometido "un error muy grande, que no lo he cometido yo, y es como una cuestión privada entre colegas de pronto se convierta en un tema público, cinco años después. Necesariamente te lleva a pensar en otro tipo de cosas. Las discusiones entre colegas no pueden conllevar que le cagues la vida a un compañero, con acusaciones abstractas de las que es muy difícil defenderse. Es una nube que me va a acompañar toda la vida. Lo único que puedo hacer es tratar de ser cada día mejor persona para que no tenga que dar dando explicaciones sobre la barbaridad que me han hecho".

Por su parte, Danny DeVito, uno de los más grandes actores estadounidenses, dedicó un saludo "oriental", las manos juntas a la altura del corazón, al público que aguardaba su llegada al Festival que hoy le entrega un premio "Donostia" a toda su carrera.

Cómodamente vestido, el actor nacido en New Jersey en 1944 salió del coche con una gran sonrisa y cubiertos los ojos con gafas de sol. Durante varios minutos estuvo atendiendo los requerimientos de los fotógrafos y saludando al público que le esperaba, con el cielo donostiarra gris y amenazando lluvia. El actor presentará además su última película, "Smallfoot".