Al final ayer conseguí todo lo que me propuse y hoy, pues tengo resaca. Pero resaca guay. Conocí gente y salí mucho. Primero estuve en la fiesta de "Mudar la piel", una historia sobre la amistad de un negociador entre ETA y el gobierno y un espía que se infiltró en su vida durante años. No la he visto pero he oído maravillas. Al salir, me fui para el Altxerri y allí, además de tomar un par de gin tonics con gente maravillosa, conseguí una entrada para la fiesta en el museo San Telmo. Que era como the partiest, el sitio al que ir, donde estaba todo el mundo. Y yo era el único pringao de la ciudad sin entrada. Pero eso, que la conseguí. Porque a veces, como dice Paulo Coelho, si deseas mucho algo, el universo se conjura para conseguírtelo. Mi pregunta para Paulo es: ¿también a Hitler? ¿O solo a la gente que quiere ir de fiesta? Bueno, esto ya otro día.

En el San Telmo cuando llegué repartían costillas y daban copas gratis. Vi a Ricardo Darín rodeado de muchísima gente, parecía un planeta con campo gravitacional. Que Ricardo Darín toque en el Primavera Sound, que lo peta fijo. Estaba, sencillamente, todo el mundo. Estuve un rato con Diego San José y Borja Cobeaga, que junto a Borja Echevarría escribieron el guión de la gala de inauguración. También con J orge Fuenbuena, fotógrafo, que me presentó a Maite y Nahia, las que luego me acoplé para ir a una discoteca en un barco. Al llegar a la discoteca me di cuenta de que ya casi no quedaba ninguna cara conocida del festival y de que, como al día siguiente también habría mandanga, no hacía falta cerrar San Sebastián y era momento para regresar al Airbnb de Manoli, solo pero feliz.

También he visto tres películas que van desde lo notable hasta lo excelente, para redondear esta felicidad. La primera, ayer: "L'homme fidéle". Dirigida por Louis Garrel (el chaval de "Dreamers", la peli de Bertolucci con Eva Green), es una comedia divertida, muy divertida, sobre un triángulo amoroso, pero que se acaba pronto y sabe a poco, como un Woody Allen francés menor. Luego, esta mañana, en el pase de las doce (el de las nueve era para los valientes), "El Reino". La esperadísima nueva película de Rodrigo Sorogoyen sobre la corrupción en nuestro país. Sorogoyen dirige una versión muy patria de "House of Cards", un thriller anfetaminado sobre los extremos a los que son capaces de llegar los mediocres que nos gobiernan. Cuenta con diálogos brillantes ("¡Llevar dinero a Suiza es una horterada!") y únicamente algún pero que no merece ni decirse en voz alta.

Ah. En "El Reino" está Luis Zahera. Luis Zahera, tal vez no les suene solo por el nombre, es Jesucristo. Es Dios. Es uno de los mejores actores que hay en España, y tanto contenido como cuando está desatado, alcanza sencillamente la gloria. Lo tienen en "Celda 211" o en "Concursante", pero si pueden ver "Lobos de Arga", hace de un guardia civil gallego que no alcanzo a comprender cómo no se llevó todos los Goya. Lo dicho, Jesucristo.

Por último, acabo de salir de ver "Cold War", de Pawe? Pawlikowski. La película, premio a mejor dirección en Cannes, cuenta la historia de amor entre un compositor y una cantante en Polonia, tras la segunda guerra mundial. Me ha gustado todo. Todo. Es una maravilla visual y narrativa, tiene un tiempo calmado que no se hace pesado gracias a una duración escueta, una historia emotiva y unos actores inmensos. Su actriz protagonista, Joanna Kulig, transmite erotismo, ganas de vivir, alegría, rabia, tristeza. Se estrena el cinco de octubre en España si no me equivoco. Ya saben qué hacer.

Yo ahora intentaré ver algo más y de nuevo, seguir la senda que marque el festejo. Gracias por acompañarme, de veras, uno se siente menos loco. Mañana vuelvo con este breve cóctel de chismes y críticas. Besos.