Cien años después de su nacimiento, el mito de Rita Hayworth sigue anclado a un papel y una película para la eternidad: el clásico del cine negro "Gilda" (1946)., que la convirtió en un mito de la gran pantalla y en un objeto de deseo para millones de espectadores, hasta el punto de que la personalidad de la propia actriz pareció difuminarse y desaparecer bajo la abrumadora presencia de su rol en la ficción. "Todos los hombres que he conocido se enamoran de Gilda, pero se despiertan conmigo", dijo la artista en una triste cita que refleja los devastadores efectos que puede ocasionar la fama.