Mucho más sobrio que en ediciones anteriores, el desfile de invitados al tradicional concierto organizado por la Fundación Princesa de Asturias en la víspera de la ceremonia de entrega de los Premios volvió a ser el centro de atención ayer en el Auditorio de Oviedo. Entre los favoritos de las invitadas: el terciopelo, los pantalones ligeramente acampanados, los cuellos y estolas de piel, los complementos de marcas de lujo, y una paleta de colores dominada por el negro, el blanco y el gris. Eso sí, con guiños de burdeos, uno de los colores de la temporada, verde bosque y azul noche. Por su parte, los invitados optaron por el traje tradicional en azul y negro, mayoritariamente, cediendo el foco de color a los complementos.

Los conjuntos de dos piezas se impusieron en los estilismos femeninos: trajes de pantalón rematados en campana para darles ese toque actual; trajes de falda a media pierna, cumpliendo con el protocolo; vestidos con abrigos tres-cuartos o con blazer por encima. Todas las opciones buscaban ese resultado de elegancia, formalidad y sencillez propias de la cita. Las blusas blancas se convirtieron en grandes aliadas para las que buscaban ponerle una nota delicada a los looks masculinos, y el estampado animal, en una opción para las más seguidoras de las tendencias del momento. En cuanto a las firmas, hubo para todos los gustos. Desde el “low cost” más funcional hasta diseños de casas “premium” como Intropia, sin olvidar a los creadores españoles como Jorge Vázquez o marcas de prestigio internacional como Carolina Herrera.

Los complementos fueron los grandes protagonistas de los looks. Desde las carteras de mano a los bolsos de marcas como Prada o Gucci que lucieron varias invitadas. También los zapatos captaron la atención, cubriendo el abanico completo de posibilidades: desde la sandalia más fina hasta el clásico stiletto cerrado y que funciona con todo. Sin olvidar los salones destalonados, que, como la Reina Letizia, escogieron muchas invitada para asistir a esta fiesta imprescindible de la música en la capital del Principado.

El cambio repentino de tiempo de los últimos días y los claros que reinaban en el cielo ayer por la tarde en la ciudad fueron los culpables de la diversidad de siluetas de las invitadas. Por un lado, vestidos de manga corta y sin medias; y, por otro, cuellos o estolas de piel propios de los días más fríos del invierno y medias tupidas en color negro. Pero, en general, se optó por chaquetas de entretiempo como el recurso perfecto para resguardarse de la brisa otoñal.

En cuanto a las joyas, no hubo grandes alardes de brillos o piezas poderosas. Sí se vieron algunos pendientes importantes, collares y cadenas en distintos largos, pulseras y anillos de pedrería... pero sin estridencias ni llamadas de atención. Un concierto al compás de la discreción.