Películas como "Los golfos" (1959), "La caza" (1965) o "Ana y los lobos" (1972) convirtieron a Carlos Saura en una figura de referencia dentro del cine español de los últimos años del franquismo y la transición democrática. Por ello, cada nuevo estreno del cineasta, que en la última década ha estado centrado en la realización de documentales sobre la música y la danza de raíz ibérica, es un acontecimiento. Saura presenta en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), que se celebra estos días en la ciudad del Pisuerga, su documental "Renzo Piano, un arquitecto para Santander". "En un mundo frívolo y banal a mí sólo me interesan las historias de personajes exigentes", declaró ayer Saura en un encuentro con los medios para presentar la película. Por este motivo, Saura vive "indignado" sabiendo que muchos jóvenes hoy consumen cine "en cualquier lado", incluso "en el metro en hora punta", algo que para este experimentado cineasta es un "insulto" y un "paso atrás" a la hora de asimilar y comprender un lenguaje cinematográfico que "ha costado años perfeccionar".