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JOSELE SANTIAGO | Músico

"Dios es un interesante personaje secundario al que recurrir"

"'Los Enemigos' estamos oficialmente juntos, puede que el año que viene saquemos disco"

"Dios es un interesante personaje secundario al que recurrir"

Con la voz algo cascada por un resfriado, Josele Santiago (Madrid, 1965) contesta a las preguntas por teléfono desde su casa de Castelldefels, antes de salir a dar un paseo por el campo. Una vida en apariencia tranquila, alejada de los excesos rockeros de aquellos primeros años con "Los Enemigos", cuando publicaron algunas cimas del rock español como "La vida mata" o "La cuenta atrás". Tras dos décadas de trayectoria compartida, el cuarteto se separó en 2004, y Josele Santiago inició su carrera en solitario con "Las golondrinas etcétera". La reunión de "Los Enemigos", en 2012, supuso un paréntesis en esa trayectoria en solitario, que ha recuperado, en paralelo a su actividad con el grupo, con un nuevo disco, "Transilvania", que presentó en Oviedo hace dos semanas en el festival OviClip.

- Se podría pensar que "Los Enemigos eran más radicales que el Josele solitario, pero escuchando sus canciones actuales con atención es casi al revés...

-Depende de lo que llames radical. No me siento radical, aunque en lo personal pueda serlo en muchas cosas. Lo que digo es lo que pienso. Solo hago canciones.

- Lo que sí ha cambiado es su estilo musical, del rock visceral de "Los Enemigos" a un sonido casi orgánico.

-Hago un poco de todo. Cuando una banda se disuelve los elementos que la forman empiezan a investigar. Una banda es un mundo muy cerrado y muy endogámico y a veces no te lo permite. Lo que busco ahora son espacios de los que carecía en ese contexto. Sigo indagando.

- ¿Qué queda del Josele "enemigo" en el Josele actual?

-Pues no ha cambiado tanto la cosa... Quizás ahora soy más responsable [risas]. Básicamente me dedico a lo mismo: observar, apuntar lo que veo, lo que me interesa... y hacer canciones.

- Siempre ha dicho que sus letras no hablan de religión y, sin embargo, las referencias religiosas siguen presentes: "Mesías aniquilador", "El ángel", "Saeta"? ¿Forma parte de su cultura?

-De la mía y de la de todos nosotros, como las imágenes de los libros que leemos o las pelis que vemos... Pero no es una obsesión. Dios es un interesantísimo personaje secundario al que recurrir, pero no hablo de religión. Esto lo vengo arrastrando desde "La vida mata", hablo de la muerte, la pérdida, los traumas... pero la religión no es uno de mis temas. Nunca lo ha sido.

- Habla de la muerte, y ese sí que es uno de sus temas principales...

-Cuando era muy joven sufrí la epidemia del sida a mi alrededor y fue muy impactante. Perder amigos a una edad tan temprana te produce rabia e impotencia y ese fue el motor que giró el discurso. La muerte es parte de la vida. Es un misterio sobre el que hay que arrojar luz, pero solo es uno de tantos temas.

- Lo que siempre está presente en sus discos es la ironía, un humor a veces negro o ácido...

-El humor aparece cuando escribo, me gusta y se queda. Sin sentido del humor no vamos a ninguna parte. Me pasa con la música que escucho, como lector o como espectador, si no hay humor me chirría. Hace falta aunque sea muy negro. En la vida necesitamos un poco de coña, si no estamos perdidos.

- En sus canciones hay imágenes muy potentes, pienso en ese guardia civil que arroja las llaves a un preso mientras le apunta con la escopeta en "Un guardia civil", de su último disco, "Transilvania". ¿De dónde salen?

-Cada una es de su padre y de su madre. "Un guardia civil" es una canción carcelaria. Es una encrucijada. Habla del precio de la libertad. Es una situación interesante de la que partir. ¿De dónde sale? Como todas, de darle vueltas de forma enfermiza a las canciones para buscar un punto de partida.

- "Transilvania" es quizás su disco más ambicioso, tanto en lo musical como en las letras...

-No lo sé. No tengo ni idea. Desde dentro es difícil saberlo. Quizás en lo musical sí he intentado abrir la paleta de colores, con instrumentos menos habituales en mi música como los sintetizadores, que fíjate lo moderno que es eso... Es en lo que estoy y en lo que creo que estaré, hacer canciones y luego pensar en el estilo que les doy.

- ¿Y por qué ese título, que no parece que tenga mucho que ver con las canciones?

-No salen vampiros ni ristras de ajos [risas], pero la sensación es parecida. Cuando no tengo un título cojo las letras de las canciones y veo qué me inspiran. Y aquí había misterio, superstición, la presencia de un mal abstracto... y "Transilvania" me daba ese ambiente... Me pareció un título cojonudo... Tiene que ver con esta década de crisis que vivimos, con el miedo, la incertidumbre, el poder sin cara, la presencia del mal...

- Hace unos años hizo una versión del "Bein' green" de la rana Gustavo de "Barrio Sésamo", ¿Se siente un bicho raro en el panorama de la música española?

-Raros somos todos. Especialitos... si no que se lo pregunten a nuestras madres. Es una canción que me encanta desde pequeño, que tiene un montón de versiones, de Frank Sinatra a Van Morrison. Hacía tiempo que la tocaba en directo y al final decidí grabarla e incluirla en un disco. Se quedó.

- ¿Se puede envejecer con dignidad en el rock'n'roll?

-Espero que sí, porque ya estoy empezando a envejecer y me gustaría hacerlo con dignidad. Pero no hace falta envejecer para tener dignidad. Es necesaria siempre.

- ¿Cuántas veces tienen que separarse "Los Enemigos" para volver a estar juntos?

-Oficialmente solo nos hemos separado una y ahora en teoría estamos juntos, con contratación abierta y sin ganas de asesinarnos. Ahora somos los amigos. Nos divertimos mucho tocando juntos y con el tiempo te das cuenta de que eso es lo más importante.

- ¿Y habrá nuevos discos?

-En 2014 sacamos uno y puede que el año que viene saquemos otro, ¿por qué no?

- ¿Es como esa pandilla de amigos de la que te separas porque estás harto de ellos, pero luego les echas de menos?

-Se parece bastante. El hecho de actuar juntos crea vínculos sanguíneos. No me gusta el paralelismo con el matrimonio, somos más como hermanos y entre hermanos a veces hay relaciones tormentosas. Pero ya te digo, con el tiempo ves lo que es importante: divertirnos y que la energía fluya. Ahora nos lo pasamos como enanos y sería una estupidez reventar eso.

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