Las mujeres embarazadas que siguen una dieta mediterránea (alto contenido de frutas, verduras, aceite de oliva, legumbres y nueces) tienen menos riesgo de que sus hijos tengan una trayectoria de "crecimiento acelerado" (caracterizado por un peso elevado al nacer y un incremento rápido de peso en la infancia), lo que puede determinar un mayor riesgo de obesidad en el futuro. Ésta es la principal conclusión de un estudio hecho en más de 2.700 mujeres y sus hijos, coordinado por el Instituto de Salud Global de Barcelona.