Joan Brossa va a celebrar su primer siglo en la cúpula del Niemeyer, paradójicamente, una de las últimas creaciones de otro artista más que centenario: el arquitecto que llenó de modernidad medio mundo entero. En el complejo cultural de la ría, del próximo día 1 de febrero y hasta el 5 de mayo, se expone "Joan Brossa & Alain Arias-Misson. De la poesía a la palabra; de la palabra a la calle", la muestra que da el relevo a la exitosísima exposición de Sorolla del pasado año. El año impresionista en la orilla derecha del estuario avilesino será esta primavera escenario de vanguardia. Pero no sólo por Brossa, también por su amigo Alain Arias-Misson, dos hombres tan modernos como para romper las costuras de la poesía. De eso va la muestra que se inaugura en unas semanas: de romper límites.

Brossa y Arias-Misson eran colegas; el belga tenía veinte años menos que el catalán, pero ambos bebieron y vivieron mundos que habían hollado autores tan preclaros como Joan Miró, como Antoni Tàpies o Juan Eduardo Cirlot.

La exposición reúne bajo la cúpula de Niemeyer un centenar de obras de ambos creadores y así emprende la aventura de la exploración de la relación intelectual y creativa que mantuvieron los dos autores.

El homenaje a Joan Brossa (falleció en 1998 y hoy sábado hubiera podido cumplir cien años) remarca la concepción poético-artística de la obra de arte, que es algo más que la palabra, porque tanto el catalán como el belga entendían que la poesía se hacía en la calle. A través de esta muestra, dicen sus organizadores, "la poesía toma la apariencia de una imagen mediante las creaciones de ambos artistas y con estas creaciones logran interpelar al espectador sugiriéndole distintas lecturas de los objetos, las imágenes y los espacios públicos".

La exposición se divide en dos zonas, una dedicada a cada artista. En el caso de Brossa la muestra se articula en torno a 78 elementos propios de su producción artística como son los poemas-objeto, instalaciones, serigrafías y litografías. La obra de Arias-Misson consta de 21 poemas públicos acompañados, algunos de ellos, de ambientes específicos que definen y explicitan cada poema. La vanguardia contenida en un escenario de vanguardia.