Javier Ruibal (El Puerto de Santa María, 1955) ha hecho de la fusión de géneros su bandera. El cantautor, que combina el flamenco con la música sefardí y magrebí, el jazz y el rock, invita a "saltar más la frontera" y llama a los puristas a quedarse en su casa. Es por ello que Ruibal, premio Nacional de las Músicas Actuales en 2017, se declara fan de Rosalía, de la que afirma "que canta maravillosamente" y que ha contribuido a la evolución de las artes. "Paraísos terrenales" es su último disco, con el que celebra 36 años de carrera y que presenta este sábado en el teatro Jovellanos.

-¿Cuáles son sus "Paraísos mejores"?

- Son esos lugares a los que aspiramos todos. El disco habla de la condición humana, de cómo todos en la vida tendemos a ir subiendo peldaños y, en vez de cruzarnos de brazos, a no estarnos quietos y caminar. Eso lo cuento a través de varios personajes, todos muy distintos.

-"La mujer manjar" está dedicado al sexo femenino y a su poco reconocimiento.

-En general, me preocupa el abuso sobre las mujeres, la manipulación, el desprecio y, sobre todo, la violencia a la que han estado sometidas. Creo que es importante respaldar esa entrega de muchas mujeres. Yo tengo la sensación de que sin la responsabilidad de la mujer que cada mañana agarra su cuchara de palo y empieza a mover el universo, éste no se movería. Nadie repara en el trabajo indispensable de estas mujeres y de su actitud ante la vida.

-Se trata de un disco muy marcado por las colaboraciones: Juan Luis Guerra, Chico César, Fetén Fetén y Glazz. ¿Cuál destacaría?

-Destaco todas, porque todos son amigos y personas a las que admiro, con las que tengo una relación muy bonita. Supongo que cada uno encajaba para un tipo de canción. Por eso llamé a Juan Luis Guerra para "Mi bella navegante", que está dedicada a mi mujer, o a Glazz, que es la banda de mi hijo Javier (que es el productor del disco) para colaborar en "Corazón timbalero", una canción que le dedico.

-Su propia experiencia tiene un peso importante en "Paraísos Mejores"

-Sí, siempre hablamos de una cierta experiencia personal más luego un montón de imaginación, de fabulación y de cierto arrebato, porque las canciones están para ir más allá de lo cotidiano. En el caso de este disco, "Corazón timbalero" es una canción de amor paternal a Javi, mi hijo, en la que hablo del deseo de seguir acunándolo entre mis brazos, seguir demostrándole que le quiero mucho y que estoy aquí para ir codo con codo ante la adversidad, y también, ahora que es adulto, para saborear las cosas buenas de la vida. También hablo del cambio climático, en "El fin del mundo fue ayer", un canto de esperanza para que, ante este problema, dejemos fuera al Dios y al diablo y tomemos nosotros las riendas.

-Su obra se ha nutrido de multitud de culturas y estilos: música del Magreb, de la India, del Caribe? ¿Qué palo le queda por tocar?

-Bueno, siempre aparece alguien que te abre una nueva puerta. Más ahora, que tenemos todo al alcance de la mano. Sé que cada vez que aparece un músico que me toque el corazón algo quedará reflejado en mis próximas composiciones. La verdad es que para mí ha sido precioso jugar con tanta música y poder reinventarla. Nunca lo he hecho con calzador, siempre de forma natural. Creo muchísimo en la libertad, y en que puede mezclarse una armonía brasileña con un cante flamenco, o un cantautor español pueda cantar música india, por ejemplo.

-¿Cómo definiría sus letras?

-Me merece muchísimo respeto la letra como poema que es. Mis canciones están muy vinculadas a la poesía tradicional, sobre todo a la generación del 27. Intento que los giros tengan gracia no sólo por su ocurrencia sino por su talante poético.

-A lo largo de su carrera ha colaborado con Joaquín Sabina, Carlos Cano, Celtas Cortos y Pablo Milanés. ¿Le queda alguien pendiente?

-Muchos son imposibles, como Enrique Morente y Paco de Lucía. Estoy abierto a todo, mismamente el año pasado colaboré en un concierto con Martirio, Amaral y Rozalén, y con cada una hice una canción especial. Sigo abierto a cualquier cosa que suceda y a cualquier artista que tenga ilusión,

-Nunca se ha atrevido a definirse como flamenco, por el peso que ello conlleva. ¿Qué le parece Rosalía?

-Me parece estupenda. En primer lugar por respeto al ser humano que hay ahí, que haga lo que quiera hacer y que sea feliz. Además canta maravillosamente. Creo que los puristas deberían callarse un poco más, porque el arte es evolución, es fantasear, no hay nada en peligro ni apropiación cultural. Es algo de lo que hablo en el tema "Geisha gitana", en la necesidad de que la gente se salte las fronteras para que el arte evolucione.