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JAVIER GUTIÉRREZ | Actor asturiano, premio "Málaga" del festival de cine

"Piqué mucha piedra durante años y he renunciado a muchas cosas"

Javier Gutiérrez, con el premio.

Aunque lleva en esto más de dos décadas, en los últimos años Javier Gutiérrez (Luanco, 1971) se ha convertido en uno de los actores más queridos y reconocidos, lo que confirma el premio "Málaga" del Festival.

- Decidió como Antonio Banderas marcharse a Madrid. ¿El mundo es de los valientes?

-No sé si valientes o no. Teníamos una pulsión y unas ganas de ser actores para contar historias. En mi caso era para huir casi de mí mismo, de un niño y un joven casi enfermizamente tímido al que este oficio le ha servido como bálsamo de una forma terapéutica. No sé si eso es ser valiente o no. Valiente es también ser mileurista y levantarse todas las mañanas para llevar un sueldo a casa. No me considero especial ni ejemplo de nada por haber hecho lo que he hecho. Y en mi caso me ha salido bien, pero sé que hay muchos otros compañeros que no han tenido la fortuna de tener esa comunión con la profesión.

- Con el viento a favor parece fácil decir que todos los sacrificios han merecido la pena, pero el camino debe ser duro...

-Claro que sí. Yo he picado mucha piedra durante años y he tenido que renunciar a muchas cosas. Y, obviamente, he pasado penurias para llegar donde estoy. Nadie regala nada. Pero esto es literatura barata. No me interesa que el espectador sepa lo que me ha costado o dejado de costar. Sobre todo porque creo que la persona tiene que estar escondida detrás del personaje. Es mucho más interesante cuanto menos sepan del actor. No es un camino fácil, claro que no. Y creo que, además, se ha perdido un poco la idea romántica, el espíritu romántico que había, en mi caso, y supongo que en el caso de actores anteriores a mi generación, de aprender el oficio; de ser muy respetuoso con los mayores, de aprender en el teatro, porque creo que es el lugar natural del actor. Y ahora se busca la inmediatez, la fama rápida, el llegar casi sin esfuerzo a conseguir los objetivos. La fama, la popularidad, que no son los objetivos finales de la profesión ni de la actuación. El objetivo final es contar historias, es emocionar, educar al público o invitarles a la reflexión y al debate a través de nuestro trabajo.

- Spielberg es de los que piensan que Netflix no es cine.

-Por otro lado están Scorsese o Cuarón que se alían con Netflix y cambian radicalmente la forma de consumir cine. Es un tema peliagudo. Estoy trabajando en proyectos de Netflix y por un lado siento que ha llegado un monstruo imparable que nos ha obligado a consumir cine de otra forma, y por otro lado creo que se pierde el espíritu romántico y que se acaba una forma de consumir cine.

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