De tocar para apenas 15 personas a colgar el cartel de "entradas agotadas" en la Laboral. Así justificó ayer la cantautora Rozalén "el milagro" que le pareció llenar el teatro gijonés como cabeza de cartel de la jornada en el Festival Gijón Sound. Con un repertorio muy similar al de conciertos anteriores -su último trabajo salió hace ya dos años-, la artista logró poner un toque novedoso al apostar por un estilo de directo más cañero al habitual en sus actuaciones.

La música comenzó a sonar con uno de los temas que la lanzó a la fama, "Será mejor", y con "El hijo de la abuela", que sigue siendo a día de hoy una de sus canciones más reivindicativas, en la que cuenta la historia de Miguel, un vasco deportado por sus ideas independentistas. Tras este breve aperitivo recordó que la de ayer fue la primera actuación de la segunda etapa de su gira. "Asturias es Asturias", razonó.

Hubo varios momentos emotivos, como cuando la artista interpretó "Vivir", dedicada a enfermos de cáncer, o "Justo", que alude a la memoria histórica y demuestra el talento de la artista a la hora de contar historias dramáticas que, sin embargo, cuentan con las suficientes dosis de humor como para lograr arrancar las carcajadas del público. El ritmo rumbero de "Ahora", después, acabó por convertir la Laboral en una fiesta, que se reavivó más tarde con "Me arrepiento", una canción en la que la joven bromea con gran sarcasmo sobre la infidelidad.

Reinó también el intimismo cuando cantó, con el único acompañamiento de su guitarra, "La llorona" de Chavela Vargas, que fue traducida en directo al lenguaje de signos por la intérprete Beatriz Romero. Rozalén le dedicó el tema a la cantautora Marisa Valle Roso, su "hermanita asturiana". Tampoco faltó su ya famosa versión a piano de "La belleza", una reivindicativa balada de Luis Eduardo Aute.

Fue un concierto de repertorio largo, con bises incluidos, en el que se dejaron para el final temas aclamados, como la balada "Comiéndote a besos" -fue su primera canción de éxito masivo y habla sobre una relación amorosa con una persona con VIH- y la graciosa "80 veces", en la que se reflexiona con humor sobre una ruptura de pareja. La despedida dejó motivos para la esperanza. La cantautora prometió regresar pronto a Asturias "con varias canciones nuevas" bajo el brazo.