Con los nervios en el cuerpo pero con la completa seguridad, pase lo que pase, de mantenerse fiel a su estilo, Samia ( Cynthia Zebaze, de nacimiento), la camerunesa afincada en Gijón que enamoró con su lírica al jurado y al público del concurso televisivo "Got Talent", apuraba ayer sus últimas horas en Gijón rodeada de sus seres queridos. Su hija Ángela y su madre le daban ánimos para salir hoy mismo rumbo a Madrid donde el lunes tendrá lugar la última gala del "talento show" de Telecinco que la ha catapultado a la fama.

Su magnífica voz de soprano traspasó fronteras y llegó a la televisión para demostrar que lo suyo es algo más que una afición. Su profesor de canto, Alberto Arango, lo tenía muy claro desde el principio. "Cuando escuché cantar a Cynthia por primera vez pensé: qué valor de voz y qué inteligencia de artista", recuerda. Ayer tuvieron su última clase antes de la gran final. A ella no le tembló la voz. Va a por todas. "A ver qué tal se me da; seguiré en mi estilo", anuncia Samia ante la gran final. "Alberto me dice que nota mejoría. En las últimas semanas grabábamos los ensayos para luego repasarlo todo", indica.

La joven, que aún no ha cumplido los 40 y que llegó a España por mar y embarazada, desde Yaundé, capital de Camerún, en una patera hasta la costa marroquí, pagando a mafias para cruzar media docena de fronteras africanas, encontró en Asturias su patria y también su plataforma de lanzamiento. Durante su primera incursión en el concurso televisivo explicó ante el jurado su realidad cotidiana, fuera de los escenarios: "Soy limpiadora, cuido a mi hija, hago de todo". También relató su travesía de meses cuyo último tramo fue en patera. "Éramos once y yo era la única mujer. Iba en el medio, con los hombres alrededor, estábamos helados, no se veía nada. Estuvimos seis horas sacando agua", rememoró ante las cámaras.

Ahora, ya repuesta de aquella difícil travesía, emprende un nuevo rumbo. "Me veo bien", dice sobre su recorrido musical, "lo fundamental es la música, que todo vaya bien", continúa como si estuviera repasando cada minuto de la que se será su actuación más especial. "No he hablado con los compañeros, todos estamos preparando nuestra intervención, les sigo en Instagram pero nos veremos todos en la final", cuenta. Y aunque reconoce que está viviendo estos últimos días "con muchos nervios", le tranquiliza poder tener a su lado a las dos mujeres de su vida: su madre y su niña. Ellas le han permitido disfrutar la última semana antes de la gran final del "talent show" alejada de la presión de los focos. Un paseo por el barrio de El Coto, donde reside, le reportó en la tarde de ayer la calma necesaria para afrontar esta etapa.

Su profesor de canto está convencido de que Samia cuenta con un don especial. "No tardé en darme cuenta del talento que tenía: si un cantante normal llega a dos octavas (extensión de notas que abarca), ella llegaba a las tres y media. Me dijo que no sabía leer música y que muchos le ofrecían cantar canciones populares, pero que ella quería cantar ópera", recordaba hace escasas fechas Alberto Arango en conversación con este diario.

Si gana el premio se lo dedicará a su familia, porque han sido el gran apoyo en su travesía vital. Después quiere seguir formándose y "puliendo" su voz porque entiende que su aprendizaje tiene recorrido. Y se sincera sobre su filosofía de vida: "El 20% del éxito es el talento y la personalidad del cantante. El trabajo, sobre todo en ópera, es el 80%. Para vivir del arte primero hay que vivir por el arte". Su carta de presentación en las redes sociales lo dice todo: "Crucé desiertos, naufragué, sobreviví y alcancé el paraíso. No será fácil pero quiero ser cantante porque amo la música y a mi peque". A buen seguro que su mayor premio ya está logrado: disfrutar de la música.