Tamara Falcó, ganadora de "Masterchef Celebrity 4", ha sorprendido al público con su arte culinario en este programa, en el que su imagen de "niña pija" y los prejuicios que la rodean se han diluido en pro de una persona trabajadora y segura de su fe: "Rezaba el rosario para relajarme".

Antes de comenzar este concurso de La 1 de TVE, en el que ha brillado como cocinera, Tamara Falcó (Madrid, 1981) jamás pensó que llegaría a ganar y solo su cuñado, el tenista Fernando Verdasco, apostaba por ella. Ni siquiera ella se lo creía, "entiendo que la gente tampoco", ha dicho entre risas Falcó, que donará el cheque de 75.000 euros a la Asociación Mensajeros de la Paz, fundada en 1962 por el asturiano Padre Ángel.

"Los prejuicios no es algo que me influyera mucho, he vivido en el ojo público y he tenido que ir en contra de ellos, intento no hacer mucho caso de lo que dicen de mí", aclara con humor la diseñadora de moda.

Su camino a la final que no fue sencillo, aunque al principio del programa pensaba que "estaba todo un poquito más trucado, que era más fácil", pero luego estuvo marcado por momentos de tensión y dificultades.

Pero su esfuerzo y trabajo constante -que reforzó con la ayuda del equipo de cocina del tres estrellas Michelin El Celler de Can Roca (Gerona) o de Paco Roncero, del restaurante que lleva su nombre y luce dos estrellas en Madrid-, junto a la suerte, la han llevado a ganar, y gracias también a su fe.

"La fe me ha ayudado en todo. Yo desde que me levanto trabajo para Dios. La fe es algo que vivo y el rosario para mí es un arma", aclara esta madrileña, quien también confesó en más de una ocasión que para relajarse rezaba el rosario. Reconoce que el nivel ha sido muy alto, especialmente en una final que llegó a reunir a más de cinco millones de espectadores y que estuvo llena de sorpresas por la presencia de su madre, Isabel Preysler, y su pareja, el escritor y premio Nobel Mario Vargas Llosa. "Se lo tuve que pedir a mi madre y me esperaba un rotundo no, pero me había visto esforzarme tanto que me dijo 'Pues claro, chiquitina'. Sé lo mucho que la imponen las cámaras, no pisa platós de televisión, fue un gesto precioso", ha desvelado Falcó.

Tanto Preysler como Vargas Llosa robaron el protagonismo durante unos minutos con las palabras de alabanza hacia la diseñadora y el buen sentido del humor de su madre: "Es otra Tamara", dijo la conocida celebridad, que "aborrece la cocina y los olores".