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CARLOS FRANGANILLO | Presentador del Telediario 2

"Tuve la suerte de comprobar cómo se ve el mundo desde Moscú y desde Washington"

"La tiranía de la audiencia no es tan intensa en una televisión pública y eso te permite centrarte más en la calidad"

El periodista Carlos Franganillo, en Barcelona. JOSEP ECHABURU

Como corresponsal de TVE, el periodista Carlos Franganillo (Oviedo, 1980), que dio sus premios en la profesión en la redacción de LA NUEVA ESPAÑA, ha tenido la oportunidad de comprobar lo diferente que puede ser el mundo si se ve desde Moscú o desde Washington. Desde hace un año, lo observa desde el plató del Telediario 2, en TVE-1, donde intenta contar la actualidad de otra manera. Ese esfuerzo acaba de ser reconocido con un premio "Ondas" y con un "Iris" al mejor presentador.

- ¿Qué cree que se ha valorado de su trabajo?

-Entiendo que sobre todo una apuesta un poco diferente en los telediarios. No hemos inventado nada, pero sí pretendemos darle otro cuerpo. Los informativos de la televisión son formatos muy rígidos, pero se trata de añadir otros elementos... En el informativo de las tres, cuando las noticias están bullendo, es más complicado; en cambio, en el de la noche se puede buscar algo de contexto, alguna entrevista en directo o, si la ocasión lo merece, salir a la calle a hacer telediarios donde haya noticias de alcance. Nosotros lo estamos disfrutando, porque lo contamos de otra manera, y el telespectador lo está acogiendo muy positivamente.

- ¡Cómo le gusta salir del plató!...

-Sí. He estado ocho años como corresponsal, en despliegues, en coberturas, en noticias de alcance de última hora... y estoy muy acostumbrado a eso. Es lo que más me gusta de esta profesión. Y poder incorporar ese perfil a un Telediario es un reto apasionante. No es lo mismo poder ir a los sitios y ver con tus ojos lo que pasa que estar en un plató. Se transmiten las cosas de otra manera.

- Nunca dejará de ser reportero.

-El reporterismo es lo que más he disfrutado. Y me apasiona la política internacional, con lo cual ser corresponsal era para mí un sueño que he cumplido.

- Y lo ha sido en dos grandes potencias muy contrapuestas.

-Sí. En unos momentos muy tensos y de mucha crispación entre ambos países, he tenido la suerte de comprobar cómo se ve el mundo desde Moscú y cómo desde Washington.

- Eso le da una mayor perspectiva del mundo.

-Creo que sí. Además, el ser corresponsal te enseña a despojarte de prejuicios. Te obliga un poco a evaluarlos. Todos tenemos una idea previa del país al que vas por las películas o lo que sea. Y al llegar allí se te caen algunos prejuicios y otros se fortalecen. Ese ejercicio es muy interesante, profesional y personalmente.

- ¿Le preocupa que ese trabajo no se vea recompensado con una buena audiencia?

-La audiencia, aunque sea en una tele pública, preocupa. Porque somos servicio público, sí, pero nuestra intención es llegar a la mayor cantidad de telespectadores posible. Aunque también tiene una ventaja, que los ritmos y las presiones, esa tiranía de la audiencia, no son tan intensos como en una privada. Y eso te permite centrarte más en la calidad.

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