El primer vistazo dentro de la corona del Sol ha desvelado ondas de plasma y campos magnéticos cambiantes arrastrados por la rotación de la estrella que modificarán varias nociones científicas y la capacidad de pronosticar acontecimientos meteorológicos espaciales. La información procede de la sonda Parker Solar Probe de la agencia espacial estadounidense NASA, lanzada en agosto de 2018, y que se ha convertido en el primer artefacto humano que ha logrado entrar en la atmósfera solar, donde la temperatura puede llegar al millón de grados.

La misión Parker se diseñó para responder, principalmente, a dos cuestiones que han ocupado a los científicos: ¿Por qué la corona del Sol aumenta de temperatura al alejarse de la superficie? y ¿qué acelera el viento solar, el torrente de protones, electrones y otras partículas que emanan de la corona?

"Ya las primeras órbitas nos han dejado impresionados por lo diferente que es la corona solar cuando se la observa de cerca", dijo en una teleconferencia de prensa Justin Kasper, de la Universidad de Michigan e investigador principal el instrumento de Parker que estudia los vientos solares.

"Estas observaciones cambiarán fundamentalmente nuestra comprensión del Sol y del viento solar, y nuestra capacidad para pronosticar los acontecimientos meteorológicos espaciales", añadió.

Este nuevo conocimiento de la forma en que el Sol expele constantemente materia y energía contribuirá a los esfuerzos para proteger a los astronautas y a los vehículos espaciales, señaló Nicola Fox, directora de la división de heliofísica en la NASA.

Como el Sol mismo, el viento solar está compuesto de plasma en el cual los electrones, con carga negativa, se han separado de los iones de carga positiva, creando océanos de partículas que flotan libremente con carga eléctrica individual.

Las mediciones hechas por Parker muestran cambios rápidos de dirección en el campo magnético y chorros repentinos y veloces de material, y un acontecimiento que llamó particularmente la atención de los científicos han sido los vuelcos en la dirección del campo magnético.

La sonda mostró, asimismo, que la rotación del Sol afecta al viento solar a distancias mucho mayores que lo pensado. Ya se sabía que al aproximarse a la estrella el campo magnético del Sol arrastra el viento en la misma dirección de la rotación solar, y más lejos del Sol se esperaba encontrar al menos una traza débil de esa rotación.