"El humor es el mayor patrimonio de este país". Así lo creen los cómicos sevillanos Alfonso Sánchez y Alberto López, inmersos en la promoción de su última película, "Para toda la muerte", una comedia familiar de enredos "muy divertida, que funciona como un homenaje a la comedia negra y a las obras de Berlanga, Azcona o Jardiel", en palabras de Sánchez. El filme, que se estrena el 31 de este mes, narra la historia de un hombre que tras ocho años intentando obtener una plaza de funcionario, cuando al fin cree haber conseguido su objetivo, en plena celebración por ello, le anuncian que en realidad es primer suplente. "Ahí toma la peor de las decisiones posibles: quitar de en medio al titular", explica López. Una decisión desacertada que desencadena infinidad de desternillantes situaciones que roban la carcajada al público.
"Es un hombre apocado, pusilánime, vegetariano y que está en contra del maltrato animal, pero aun así toma la senda de la aventura merced a sus decisiones viscerales, y se pone manos a la obra para matar a quien le quitó la plaza", relata López. A fin de cuentas, la película es una "crítica social a la precariedad laboral", en palabras de Sánchez, "hay gente que tiene que aceptar dos trabajos para poder llegar a fin de mes y, además, lo hacen con miedo a que le puedan echar". Todo ello deriva, aseguran los cómicos, en una "ansiedad cotidiana" cuya única vía de escape es el humor.
"Necesitamos reírnos, aunque solo sea por nuestra salud mental", enfatizan los profesionales de la comedia, "sin el humor hace tiempo ya que habríamos desaparecido". No obstante, ambos son conscientes de que "la gente tiene cada vez la piel más fina, hay que ir con pies de plomo". Algo que choca con la concepción que tiene Sánchez de que "el humor cada vez se tendría que proteger más". También el "humor institucional", que echan de menos en la política actual: "No estaría de más que se rieran para evitar la crispación que existe, nos ahorraríamos muchas cosas".
Por ello, Sánchez tiene clara su fórmula para evitar ofender a nadie: "Hay que hacer las cosas con talento, artesanía e inteligencia. Tenemos que hacer al público reflexionar más que provocar". Pero del mismo modo "también los creadores tienen la piel cada vez más fina y no entienden que las opiniones del público son libres", remarcando que "antes nos tiraban tomates y ahora nos ponen tuits", en referencia a las redes sociales, que no les son ajenas. De hecho, fue esa la vía por la que se hicieron conocidos para el público general, gracias a una serie de vídeos que subieron a internet.
"Sin las redes sociales no estaríamos aquí", asume López. "Funcionaron como nuestro boca a oreja más efectivo y a mayor escala", refrenda Sánchez, "al final somos artistas por el público y para el público". Un camino que, no obstante, no fue fácil para ellos. "Dedicarse a la comedia nunca fue fácil históricamente y ahora tampoco", explica López, mientras Sánchez defiende que "no es un género menor, aunque llegue a estar desprestigiado, incluso por los críticos". Una visión que choca frontalmente con la que tiene el público. "La gente a lo que más responde es a la comedia, siempre es lo que más llena los cines, porque la gente tiene necesidad de reírse y disfrutar, porque al reírte todo entra mejor", asevera Sánchez, que hace otra reflexión: "Para hacer humor hace falta sensibilidad, pero aún más valentía. Por eso es el género más difícil".
La película está dirigida por Sánchez, que tiene un papel menos protagónico en el filme "para poder cuidar más la dirección, al llevar Alberto la voz cantante". De cara al futuro, López asume que "lo que le gusta al artista es trabajar en proyectos buenos, sólidos y con buenos compañeros, da igual el medio". No obstante, sí que adelanta que "nos apetece hacer una nueva gira. Tenemos muchos proyectos ilusionantes, porque no dejamos de darle vueltas a la cabeza", emplazando a sus seguidores a después del verano, cuando pretenden estrenar un nuevo espectáculo "sobre la crispación política actual".
