El músico catalán Xavi Lozano (Badalona, 1969) impartió ayer un concierto didáctico en Tapia en el que sorprendió por su facilidad para convertir en instrumentos musicales los más variados objetos de la vida cotidiana, como una muleta o una silla plegable. Le gusta llamarlos "cotidiáfonos", un término acuñado en Argentina que le viene como anillo al dedo. Lozano es un habitual de la pequeña pantalla pues, no solo dirigió un programa en la televisión catalana, sino que también ha pasado por los platós de "El hormiguero" o "Buenafuente" y hasta por el programa de cocina de los hermanos Torres, donde demostró sus habilidades tocando un calabacín o fabricando un silbato con macarrones. Quien no haya podido verle ayer en Tapia tiene otra oportunidad el próximo domingo en el albergue de Vegadeo. En este caso, la actuación será a la una del mediodía y hay que reservar plaza.
- ¿Cómo surge este interés por buscar la música en los objetos cotidianos?
-Fue en los noventa. Siempre he tocado instrumentos de viento, como el saxo, y también instrumentos tradicionales, pero un buen día empezaron a gustarme las flautas. En esa época mi abuelo se rompió la cadera y me fijé en su muleta y empecé a tocarla como una flauta árabe. Sonó y me hizo gracia y también a los que estaban conmigo, y hasta el día de hoy.
- ¿Cómo es el espectáculo que plantea?
-Lo que estoy haciendo actualmente es fruto de un programa que hice en TV3, "L'atrapa-sons" ("El atrapa-sonidos"), en el que estaba permanentemente transformando objetos y esa es la familia que me acompaña ahora. Tengo objetos como una valla de obras, un ladrillo, una silla plegable, una escoba o una muleta, todos para soplar. Es un espectáculo con formato monólogo en el que voy contando anécdotas vividas con los diferentes objetos y en un clima distendido. Llevo ocho años con él y he ido a todas partes donde me llaman, desde China o Sudamérica a diferentes puntos de Europa. A veces voy solo y otras en formato trío, bajo el nombre "Bufa & Sons". Creo que es un espectáculo interesante y con mucha filosofía.
- Eso le iba a preguntar, ¿cuál es la filosofía que esconde el espectáculo?
-Cuando uno ve cómo suena una valla, pues surgen preguntas. Una de ellas es: ¿dónde está la música: en los instrumentos, en el ingenio del que toca? También cabe preguntarse dónde está la frontera de un instrumento... Los instrumentos actuales son más nuevos que la música. Mi filosofía es la de un músico tradicional que toca con lo que tiene y lo que se fabrica. Se trata de tocar con lo que puedas porque la música, al fin y al cabo, es una necesidad.
- También envía un mensaje a quien cree que hace falta invertir en instrumentos o gastarse mucho dinero para ser un buen músico...
-El mensaje no es que no te compres un instrumento, pero sí que si lo que quieres es solo disfrutar de la música en un momento dado, pues que pruebes sin invertir, como se ha hecho siempre.
- Aunque lógicamente hace falta formación...
-Sí, pero no es más difícil que la que hace falta para tocar un instrumento real. No son instrumentos para grandes estudiosos, simplemente es poner en práctica una habilidad a nivel artesano.
- Su propuesta se plantea como un espectáculo familiar, ¿gusta más a los niños o a los adultos?
-A todo el mundo le gusta. Actúo mucho para institutos y ante un público joven y, la verdad, es que cuanto más niños son más les gusta todo, pero, para los adultos, es especialmente interesante porque te tira por el suelo el sentido común y sirve para hacerse muchas preguntas.
- Con toda la experiencia que lleva en estos años, ¿se queda con los instrumentos convencionales o con los que usa ahora?
-Me quedo con los de ahora, estoy disfrutando mucho de esta etapa. Tengo mi propio parque natural, en el que recibo un "feedback" muy bueno.
- ¿Cuál es el consejo para alguien que se quiere iniciar en el mundo de la música?
-Que lo disfrute mucho y se apasione. Que no tenga miedo a nada y no tenga aspiraciones, simplemente que disfrute del día a día. Y que no deje el instrumento dentro de la caja, es mejor fuera, porque así cuando lo ves lo tocas. Sobre todo, que lo pase bien.
- ¿La música debería tener más cabida en la formació n de los jóvenes?
-Es el lenguaje de las emociones, manejar un material abstracto que nos deja libres. Es absolutamente nutritivo, la música es una actividad social, tocas para compartir. Lo más bonito es que la música se hace con tus amigos.
