Alice Wonder (Madrid, 1998) empezó grabando versiones en un canal de Instagram, envuelta en el aura de la timidez adolescente, y ha acabado coronándose como uno de los referentes de la música alternativa "indie" del país, con un público fiel que se emociona en cada una de sus actuaciones. "Firekid" (Infarto Producciones / BMG) es su disco debut y en él se habla "deese talento que explosiona dentro de alguien, que le incendia, para salir de su crisálida adolescente". Una deflagración de talento que tendrá lugar este viernes, a las 21.30 horas, en la Sala Acapulco, de la mano del ciclo "San Miguel On Air".

- ¿Qué se va a encontrar el público gijonés en su concierto?

-Nunca he tocado en Gijón, y lo haré en un formato banda. Es un "show" bastante diferente a lo que la gente se puede esperar de mí, en acústico tranquilo. El disco tiene una parte muy íntima y muy emocional, pero también tiene una parte más loca que es la que desvelo al público. Lo especial de esta gira de 2020 es que es el repertorio del año pasado pero con algunas canciones inéditas que nadie ha escuchado todavía.

- ¿La juventud se compensa con ganas?

-Todo el mundo empezó aprendiendo, no tengo la experiencia de alguien que lleva toda la vida en el escenario pero para mí es muy especial subirme al escenario, y a la vez es muy normal. Todos los días son diferentes, siempre doy todo lo que llevo dentro y creo que eso es lo que perdura. El feedback del público es muy emocionante.

- ¿Se imaginaba esta evolución desde Instagram?

-Ha sido algo realmente curioso. Mis padres son músicos, para mí la música es un juego y la disfruto mucho, pero yo no quería dedicarme a ella. Cuando yo empecé grabando versiones en Instagram fue una especie de salir del caparazón a nivel vital, porque era una chica bastante tímida. No tenía la intención de que impactara como impactó, porque yo iba a estudiar cine. Cuando mis managers me dijeron que creían que podía vivir de esto fue cuando me instalé el chip. Pero al mismo tiempo ya estaba instalado desde siempre; una parte de mí sabía que podía ser una posibilidad y el proceso fue muy natural. Lo que fue muy flipante fue cuando la gente escuchó mis canciones y las disfrutó.

- ¿Qué emociones mueven a Alice Wonder?

-Son las emociones de verdad, la intención de trasladar un mensaje al público. Con este primer trabajo trato de decir que siento un niño de fuego en mi interior. Mucha gente lo tiene y es lo que te hace evolucionar, aunque luego la gente lo pierde por miedo y no debería. Para mí el haber salido de las versiones de Instagram, estar en Madrid llenando salas y ver cómo está pasando todo, encima con un disco en inglés, hace que confíe en la gente. Hay canciones tristes, rock, más densas o más felices, pero el mensaje en general es esperanzador. Intento aportar un poco de luz en la oscuridad y aportar un poco de oscuridad a la luz, porque ni todo es tan bonito ni todo es tan feo. Las canciones más tristes tienen esperanza y las más felices tienen una nostalgia que es necesaria. En el concierto trato de crear una balanza, un viaje en el que puedas pasar por todo tipo de emociones. Me gusta experimentar con el público, ver las sensaciones y hasta dónde podemos llegar.

- ¿Cuánto de la cantante hay en las canciones?

-Todo, porque las compongo yo, casi todos los arreglos los hago yo y estoy involucrada incluso en las baterías, arreglos y letra. Nace de mí y se cierra en mí, es un proceso muy intenso.

- ¿Planes de futuro?

-Cada vez que intento pensar en el futuro más raro lo veo, el futuro no existe y corres el riesgo de quedarte en lo que puedes conseguir. Soy muy estricta y me pierdo cuando intento pensar en estos parámetros. Lo que estoy haciendo ahora es disfrutar de lo que me está ocurriendo, que es muy bonito. He preparado tres canciones en castellano con mucho amor en las que hay una parte muy profunda de mí, y tengo muchas ganas de mostrarlas. Es lo siguiente que voy a hacer, sacarlas y ver cómo responde el público. Y después tengo otros tres temas pensados con cosas originales, que en España no se han hecho.