Harvey Weinstein, el que fuera titán de Hollywood, fue sentenciado a 23 años de prisión 16 días después de que un jurado popular lo declarara culpable de los delitos de agresión sexual en primer grado y violación en tercer grado. La decisión del juez James Burke de imponer una dura sentencia en la era del #MeToo, mucho más cerca del máximo de 29 años que del mínimo de cinco que fija la ley en el estado de Nueva York en este caso, lanza una señal clara ante la que el único "confundido", por usar las palabras que ha pronunciado el sentenciado en voz baja en la sala antes de conocer su destino y salir esposado en silla de ruedas, es el propio Weinstein, ya registrado por las autoridades como un agresor sexual a sus 68 años y con graves problemas de salud.

Era impactante y poderosa la imagen de la primera bancada tras la fiscalía: ahí estaban Mimi Haley y Jessica Mann, la asistente de producción a la que Weinstein sometió a un cunnilingus forzado en 2006 y la aspirante a actriz a la que violó en 2013, actos por los que ha sido condenado. Junto a ellas se sentaban también las otras cuatro mujeres que testificaron en su contra: Annabella Sciorra, cuyo relato de una violación hace casi tres décadas no convenció al jurado y evitó a Weinstein una condena por agresión sexual depredadora, y Tarale Wulff, Dawn Dunning y Lauren Young. Esta última es una de las partes clave en la otra causa penal que Weinstein tiene pendiente por dos agresiones sexuales a dos mujeres en Los Ángeles.

Al escuchar la sentencia las mujeres se han abrazado y llorado, pero antes Haley y Mann han tenido oportunidad de dirigirse al juez Burke. La primera ha recordado las "cicatrices profundas, mentales y emocionales, quizá para siempre, quizá irreparables", que le dejó Weinstein y ha contado como, pese a haber llegado a sentir "pena" por él durante el proceso, esta se transformó en "ira" al ver "su falta de remordimiento", que "está totalmente desconectado de la gravedad de los crímenes".

Weinstein mostró "remordimiento" a las mujeres pero insistió en que "tenía la impresión" de que mantenían una relación amistosa y asegurar que pasó "momentos maravillosos con ellas". Y aseguró que "miles de hombres y mujeres están perdiendo las garantías legales" en el país ante acusaciones de carácter sexual. Habló de "crisis" y dijo que está "totalmente confundido" por lo que le ha pasado. Y añadió en su escena final: "Los hombres están confundidos sobre todo este tema", "no es la atmósfera apropiada", "me preocupa este país".