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Mundstock, la voz y la palabra

El fallecido cómico era una parte fundamental de "Les Luthiers"

Marcos Mundstock era mucho más que la inconfundible voz de "Les Luthiers", era su palabra. Si el grupo argentino ha fundamentado su éxito en una simbiosis de música y de historias cómicas, Mundstock (fallecido la pasada semana, a los 77 años, en Buenos Aires) era el constructor de los guiones sobre los que sustentaban los espectáculos. Su ideólogo. Sin llegar a escribirlo, fue el autor del libro de estilo del grupo, "el que marcó el espacio desde lo que se debía hasta lo que se podía", recordaba estos días su compañero Carlos López Puccio.

Uno de los fundadores del grupo hace 52 años, fue también el creador del personaje sobre el que ha girado buena parte de la obra luthierana, el músico Johann Sebastian Mastropiero, al que dio forma y vida en las historias introductoras que con su voz de locutor daban paso a las actuaciones musicales.

Por eso era más que la voz, era una parte fundamental del espíritu del grupo, al componer las piezas ocurrentes, inteligentes, innovadoras, ricas en ingeniosos juegos de palabras, sutiles, imaginativas y maliciosas con las que se construyó durante más de medio siglo el humor blanco, transparente y resistente a la corrosión del tiempo de "Les Luthiers". Inolvidables monólogos y dúos -con su pareja cómica David Rabinovich, que ellos mismos denominaban "bi-ólogos"- de historias surrealistas e inmortales.

A quien desee acercarse a la obra de Marcos Mundstock le recomendaría la pieza completa de "Añoralgias (Zamba catástrofe)", tanto su delirante introducción protagonizada por el folclorista noruego Sven Kundsen, el "payo Kundsen", como la genial canción que rememora la añoranza de un pueblecito de la infancia. Para hacer boca: "Arqueólogo, antropólogo, musicólogo, viajero infatigólogo... Kundsen recorrió varias veces la Quebrada de Humahuaca, aduciendo que le recordaba a los fiordos noruegos. Profundo estudioso de las ciencias del folclore, a su iniciativa se debió el simposio interdisciplinario que reunió a folcloristas y ginecólogos. El tema de dicho simposio era 'La relación entre el examen de mama y el alazán de tata'".

Al igual que el "Libro de arena" de su inmortal compatriota Jorge Luis Borges, la obra de "Les Luthiers" no tiene ni principio ni final, es casi inabarcable en medio siglo de producción. Las músicas, las historias, las interpretaciones, los instrumentos imposibles, los monólogos, los "bi-ólogos" perduran y se superponen en la memoria, es prácticamente imposible seleccionar sin hacerse trampas a uno mismo.

Marcos Mundstock nos acaba de dejar, como ya tristemente ocurriera con Daniel Rabinovich y Gerardo Masana (tres de los cuatro fundadores del grupo junto a Jorge Maronna) y ya le echamos de menos. Como Mundstock escribió para una de sus obras luthieranas, "te echamos de menos. Techamos de menos porque se nos acabaron las tejas, el mes próximo acabaremos de techar".

"Les Luthiers" continuarán construyendo su obra con nuevos miembros y junto a sus seguidores desearán que se haga realidad el epitafio que, en una de sus últimas entrevistas, él mismo ideó: "Marcos no está, todavía lo estamos esperando".

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