Un par de madreñas para mantener a raya el coronavirus. Es un consejo de Porfirio Díez Casado, veterano alcalde del PP del concejo leonés de Burón, a tiro de piedra del suroriente asturiano, en plena Montaña Oriental leonesa, enmarcada en el parque regional Montaña de Riaño y Mampodre, hasta no hace tanto Picos de Europa.
El regidor advierte en un bando de que a estas alturas hay "incertidumbre y desconocimiento sobre cuáles son las vías de transmisión del COVID-19", pero como los consejos básicos son lavar la manos frecuentemente con jabón y usar ropa y calzado que no faciliten la transmisión del virus, "las madreñas, nuestro calzado tradicional, pueden contribuir a no extenderlo porque nuestra costumbre es dejarlo fuera de las viviendas".
Una simple reflexión, pero muy práctica y útil, que puede ayudar a salvar muchas vidas, sobre todo en los pueblos de la montaña leonesa y asturianos, con una población de avanzada edad y, por tanto, de elevado riesgo ante el aún desconocido coronavirus.
"Pues la verdad es que es buena idea", reflexiona el madreñero Ramiro Testón, de Bezanes (Caso), quien al igual que el alcalde leonés recalca que poco se conoce del temido y puñetero virus que ha puesto la vida de todos patas arriba. "Yo creo que eso que propone este hombre malo no es. Que sirva o no, igual no se sabe todavía, pero negativo tampoco".
El artesano recuerda que la madreña de madera que toda la vida se usó en los pueblos asturianos -antes más que ahora, "aunque muchos siguen con ella"- es útil porque aísla al pie de la superficie. "No coge humedad y es muy caliente, pues permite llevar puestas la zapatillas", explica Testón. "Y cierto es que su lugar de siempre es estar a la puerta de casa. Ahí se quedan. Si llevan el virus, este no entra".
Es por ello que el alcalde leonés recomienda a sus poco más de 300 vecinos ponerse este calzado tradicional para desplazarse por el pueblo "como medida preventiva de contagio". Lo hace en un bando muy cercano y cariñoso que concluye con un deseo de que todos estén bien "físicamente y anímicamente", y en el que aconseja "mantener los cauces de la comunicación exterior con la familia, los amigos y los vecinos".
Leoneses y asturianos, pero también gallegos, cántabros, aragoneses, vascos y catalanes han usado tradicionalmente madreñas en los pueblos. "Mira que si ahora se dispara la venta...", bromea Testón, quien se ha dedicado toda la vida a hacerlas. Un par "de los buenos" ronda los 28 o 30 euros.
Él exhibe su arte por ferias y mercados de toda Asturias, un calendario ahora en suspenso. En su casa de El Entrego espera a ver si a principios de agosto puede retomar su jira: "A saber, esto que pasa no tiene ni pies ni cabeza".
