Ni las escaleras ni las estanterías. Nada de la librería Lello, en el corazón de Oporto, inspiró la saga de Harry Potter, según ha reconocido su propia autora, la británica J. K. Rowling, que deja a su paso un inesperado desaliento en Portugal, hasta hora orgulloso de tener un rincón de Hogwarts.

La revelación, que ha sorprendido y golpeado el ánimo de muchos portugueses en medio de la desescalada, llegó de forma casual a través de Twitter, red social muy utilizada por la escritora para comunicarse con sus miles de fans.

En una serie de mensajes en los que comentaba que quizá crearía un apartado en su página web sobre los sitios en los que, falsamente, algunos apuntan que se inspiró para redactar su millonaria saga, llegaba la mención a Portugal.

"Por ejemplo, nunca visité esta librería en Oporto. ¡Ni siquiera sabía de su existencia! Es preciosa y me gustaría haberla visitado, ¡pero no tiene nada que ver con Hogwarts!", escribió junto a una foto de Lello, un impresionante recinto de estilo neogótico que cuenta con 114 años de vida.

"A partir de ahora todos los mitos pueden caer", comenta el "Diario de Noticias", que escribe uno de la decena de artículos que han aparecido sobre este caso, todos en tono perplejo.

En el país no se entiende este giro de los acontecimientos. Rowling vivió en Oporto durante cerca de dos años, a principios de los noventa, cuando logró un trabajo dando clases de inglés. Se casó con un portugués y, después, una vez roto el matrimonio, se marchó.

La historia asumida era que la escritora se había inspirado en Lello para crear las escaleras de Hogwarts que se mueven solas o incluso podría haber sido la base para la librería Flourish and Blotts, donde Potter y sus compañeros compran cada año los libros para ir a Hogwarts. Saber que no es así ha dolido en Portugal, donde también ha aflorado cierta indignación con la autora: ¿cómo es posible que viviera dos años en Oporto y nunca entrase, dada su pasión por la lectura, en la librería con más solera de la ciudad?