El éxito que ha cosechado la artista canaria Nia Correia proclamándose este miércoles ganadora del concurso de TVE "Operación Triunfo" 2020 es fruto no solo del trabajo y la ilusión de la joven de 26 años a lo largo de las semanas que duró el certamen; su historia la comenzaron a escribir en Las Palmas de Gran Canaria su madre, Elisa González, y sobre todo su abuela, Mercedes Nelson, quien tuvo que hacerse cargo de criar a la actual campeona cuando la mamá de Nia, con 16 años, se quedó embarazada siendo aún soltera.

No transcurren ni dos minutos de entrevista y Mercedes ya está llorando. "Es que me emociono al recordar todo lo que hemos pasado", asegura la orgullosísima abuela secándose las lágrimas. "Para que Nia cumpliera su sueño nos sacrificamos mucho", añade esta vecina del barrio de Costa Ayala que, junto a la madre y las dos profesoras de la ganadora de OT, recuerdan la vida de quien ha sido bautizada como la "Beyoncé española".

"Desde que era una chiquilla estaba siempre cantando por casa y cuando la escuchaba me decía a mí misma que Nia apuntaba maneras", rememora su abuela, que tanto confiaba en el talento de la niña que no dudó en empezar a llamar a las escuelas de canto de Gran Canaria para buscarle una profesora a su nieta.

"Recuerdo como si hubiera sido ayer la llamada de Mercedes diciéndome que la niña era una artista y tenía que escucharla", dice Andy Marrero, la primera maestra de la ganadora de Operación Triunfo. "Como comprenderá, durante mi trayectoria como profesora ya me había encontrado con muchas madres y abuelas que veían en sus chiquillas unas cualidades enormes para la música. Ante su insistencia accedí a verla y me sorprendió tanto que sobre la marcha la fiché", cuenta. "Es más", añade entre carcajadas, "me acuerdo de llamar a Alexia Rodríguez [que con el tiempo tomó el relevo en la formación musical de Nia] para decirle 'mi amor, me quedo con la negrita'".

"Yo reconozco que fueron su abuela y las profesoras quienes han hecho posible que mi hija cumpliera su sueño", dice Elisa González, provocando de nuevo las lágrimas de la abuela que, según admite más tarde, tuvo que privarse "de muchas cosas" para afrontar los pagos en la academia "y que a la niña no le faltara nunca de nada".

Nia es hija única y, también, la única nieta de Mercedes y Luis González, el abuelo de la cantante, "que no puede parar de llorar de la emoción", confiesa la familia. Con su sueldo "y el dinero extra que yo iba sacando limpiando alguna casa", reconoce Mercedes, se sacrificaron "quitándonos de lo nuestro para que la niña fuera siempre bien vestida, pagar el colegio y el instituto y pudiese seguir formándose", agrega. "Mucha culpa de cómo es Nia actualmente; sencilla, responsable, humilde y trabajadora; le viene del ejemplo que ha tenido en casa", explica por su parte la actriz, cantante y docente Alexia Rodríguez, quien tomó el relevo en la formación de la triunfito grancanaria cuando Andy tuvo que centrarse en otros objetivos profesionales y personales. "Siempre ha tenido los pies en la tierra gracias a los consejos de su familia, que no le ha dejado nunca que se lo creyera demasiado", añade.

Con el apoyo incondicional de sus abuelos, Estefanía Correia siguió con su formación. Mercedes y la pequeña acudían cada día a la academia de canto mientras el abuelo "esperaba durmiendo en el coche hasta que acababan las clases". La relación entre profesora y alumna se fue convirtiendo en otra cosa, según cuentan Marrero y Rodríguez, quienes, al ir conociendo la situación personal y familiar de la chiquilla, decidieron dejar de cobrarle la mensualidad de los cursos. "Nos fuimos convirtiendo en parte de la familia", admiten.

La entrevista continúa y Elisa González insiste, una vez más, en que "fueron los abuelos quienes ejercieron realmente de padres de Nia porque se hicieron cargo de ella después de que yo diera a luz" con 16 años. La niña llega al mundo en un momento "muy especial" para el matrimonio González-Nelson. Corría enero de 1994.

La recibieron como a una hija más y a la ilusión de tener en casa a la pequeña "pizpireta" se sumó el convencimiento de Mercedes, quien tuvo claro antes que nadie las aptitudes de la flamante ganadora de OT 2020. "Ella tiene un olfato enorme para detectar quién vale y quién no", cuentan Alexia y Andy. "Cuando íbamos con Nia a algún concurso en Gran Canaria, la abuela nos decía quién iba a ganar y quién no", añade Rodríguez. Las lágrimas, ahora, son de risa durante la entrevista. "La madre de La Pantoja no es nadie al lado de ella", asegura uno de los presentes. "Siempre hemos estado muy seguros y orgullosos de ella", responde su abuela. "Claro que estamos preparadas para que Nia no esté tanto tiempo con nosotras, en Gran Canaria, después de su éxito en el programa. Nos da pena pero es lo mejor para ella", apunta la madre de la cantante.

Durante estos días de entrevistas familiares en las televisiones y periódicos, la madre de la ganadora de OT 2020 cede todo el protagonismo a la abuela de Nia. Ese gesto tan duro como generoso -"ellos son los padres de mi hija porque la han criado", confiesa Elisa- se refleja en la manera con la que Nia ha demostrado afrontar la vida: sincera, asumiendo con naturalidad sus errores, con un ojo puesto en crecer profesionalmente y el otro enfocado permanentemente en su Gran Canaria natal y su familia. Distanciada pero próxima y siempre dispuesta a asumir las equivocaciones sin que éstas supongan una barrera a su desarrollo. "Desde que era pequeña siempre se comportó como una niña mucho más mayor", presume la madre de la artista grancanaria.

"Es que siempre ha tenido un cuerpazo la tía?" Alexia Rodríguez da un salto temporal en el periplo de Nia. Ella vivió con la ganadora del concurso su transformación generacional: el paso de niña a "bellísima mujerona, con piernas de vértigo y muchas curvas", rememora sobre una imagen que, sin embargo, no coincide con la que de sí misma tiene la concursante de 26 años y casi un metro ochenta de altura, quien no ha dudado en hablar de sus complejos en otro ejemplo de la normalidad con la cual ha afrontado esta aventura profesional de su vida.