La escritora J. K. Rowling vuelve a estar en el ojo de huracán. Su última novela ha desatado nuevamente la ira de los que la acusan de transfobia. ¿El delito? Haber creado el personaje de un asesino en serie, que se disfraza con peluca y faldas, para atacar a una de sus víctimas, una mujer. Un relato de ficción fue lanzado a la hoguera incluso antes de que llegara a las librerías británicas (el pasado martes) por grupos de internautas enfurecidos con la autora de la saga Harry Potter.

"Troubled Blood" es la quinta novela del detective Cormoran Strike, obras que Rowling firma con el seudónimo de Robert Galbraith. Algunos detalles del relato los dio a conocer por anticipado "The Sunday Telegraph". En la crítica se advertía: "Hay una trama secundaria que va a enfurecer a los críticos de Rowling". En la reseña de Jake Kerridge se intuía la tormenta: "Uno se pregunta cómo reaccionarán los críticos de Rowling, que ya están enfadados con su visión sobre cuestiones de transexualidad, cuando lean este libro cuya moraleja parece ser: nunca te fíes de un hombre con vestido".

La mecha estaba encendida y la reacción en las redes sociales fue inmediata. A través de la etiqueta #RIPJKRowling, tendencia en Twitter, se da a la autora por acabada. "En memoria de JK Rowling. No está muerta, pero ha matado su propia carrera odiando a las personas trans". Entre condenas e insultos, algunos llegan a pedir: "Compra sus libros y quémalos". En el caso de Rowling la controversia viene precedida por sus comentarios en junio, cuando criticó en tono jocoso la utilización del término "personas que menstrúan", en lugar de "mujeres". Su opinión fue tachada de transfóbica y discriminatoria.