Miguel Bosé y el escultor Nacho Palau se encontraron en el inicio del juicio por la filiación de los cuatro hijos nacidos durante su relación, dos pares de mellizos fruto de la gestación subrogada, dos con los genes y apellidos de un padre y dos con los del otro, pero criados como hermanos hasta la separación. Los niños tienen en la actualidad 9 años. Los hijos biológicos de Bosé residen con él en México, mientras que los del escultor permanecen a su lado en Chelva (Valencia).

A la salida del Juzgado de primera instancia e instrucción n.º 4 de Pozuelo de Alarcón (Madrid), Palau dijo que su propósito en el juicio es que los niños "estén juntos y crezcan como hermanos", y que "confía en la justicia" ante este caso que podría sentar jurisprudencia. "Yo estoy ahora mejor, más tranquilo", añadió el que fuera pareja de Bosé durante 26 años tras asistir a la primera sesión del juicio, donde se reencontró con el cantante, con el que rompió su relación hace dos años y al que, según ha relatado, volvió a ver este pasado verano. Mientras que Palau respondió brevemente a la prensa, Bosé no se dejó ver y se marchó oculto en el asiento de atrás de una furgoneta.

Fue Palau quien interpuso la demanda por la filiación de sus hijos, Ivo y Telmo, al considerar que ellos y los hijos de Bosé, Tadeo y Diego, son hermanos aunque no compartan los mismos genes ni tengan los mismos apellidos, pues crecieron como iguales en la misma casa y existe una "filiación afectiva e intencional". Fue a través de las redes sociales que el artista, de 64 años, anunció en 2012 que había sido padre de dos niños por gestación subrogada.