Phil Spector fue un genio. También fue muchas más cosas, lógicamente: compositor, guitarrista de una formación llamada “The Teddy Bears”, estenotipista de juzgado, aspirante a intérprete de francés en Naciones Unidas, dueño de una casa discográfica y, también, un asesino. De hecho, la muerte le sobrevino el pasado sábado 16 de enero en el hospital penitenciario del penal californiano de Stockton, en donde cumplía 19 años de condena revisable por el asesinato de la actriz Lana Clarkson, que en el año 2003 fue descubierta con un balazo en la mansión que el productor poseía en el valle de San Gabriel, en California.

Las primeras declaraciones de Spector ante las autoridades aseguraban que la actriz se había disparado accidentalmente en la boca. Un primer juicio nulo y otro segundo a continuación le supusieron seis años de lento proceso en un Juzgado de Los Ángeles. El 13 de abril de 2009 el jurado emitió el veredicto final: culpable de asesinato en segundo grado al entender que Spector había matado a la actriz de forma accidental. El coronavirus, unido a una seria de patologías previas y la edad, cerró el ciclo de la vida de un hombre odiado y respetado a partes iguales, sin términos medios, polarizado, que se diría hoy en día.

Más allá de este episodio miserable de su vida, Spector es el paradigma universal de lo que significa ser productor musical, como asegura el periodista musical Diego A. Manrique. Nacido en el año 1939 en el Bronx, vio cómo su padre se suicidaba cuando tenía poco más de 10 años. Su primer éxito musical formando parte del grupo “The Teddy Bears” fue en el año 1958 con el tema “To Know Him Is to Love Him”, frase que aparecía en la lápida de su padre y que llegó a ocupar el número 1 del Billboard Hot 100, la lista en la que aparecen los 100 sencillos más escuchados semanalmente en Estados Unidos.

Tras hacerse con el control de la discográfica Philles Records, que él mismo había fundado en el año 1961 junto con otros dos socios, la historia de la música pop comienza a escribirse al son que marca Phil Spector, responsable de las carreras de grupos como “The Ronettes”, “The Crystals”, “The Righteous Brothers”, “Darlene Love” o “Ike & Tina Turner”. Triunfó, sobre todo, gracias al desarrollo e implementación de su “Muro del Sonido”, una técnica que consistía, básicamente, en multiplicar el sonido: “A mi juicio”, comenta el productor asturiano Paco Loco, “el ‘Muro del Sonido’ es la aplicación de las grandes orquestas antiguas del swing y del jazz al mundo del pop. Si escucháis las canciones de Dean Martin o Frank Sinatra escucharéis muchas trompetas, muchos trombones, mucha instrumentación, mucha gente tocando a la vez bajo las voces de los cantantes. Spector se ‘apropió’, a mi modo de ver, de esa idea, se rodeó de un gran arreglista, como era Jack Nitzsche, y de grandes músicos, y así pudo llevarla a cabo con un gran éxito en sus grabaciones”.

“El secreto es que todo tenía que sonar ‘brutal’ y muy conjuntado. Como en aquellos tiempos no había posibilidad técnica de doblar instrumentos, él se rodeaba de tres baterías, cuatro bajistas, cinco guitarristas o lo que fuera para que todo sonara grande, con mucha ‘rever’. Aplicado a grandes temas, con la visión que tenía Spector del mercado, consigue una producción espectacular y que fue muy copiada más adelante”.

El representante de artistas neoyorquino Allen Klein puso en contacto a Spector con “The Beatles”, y más concretamente con John Lennon, al que le produce su “Instant Karma”. El periodista musical Jesús Ordovás, autor de grandes biografías de músicos de leyenda como Bob Dylan o Jimi Hendrix, también escribió una sobre John Lennon. En ella tiene espacio además para el productor, al que califica de “genio loco”: “Phil Spector podía reunir a los mejores músicos de Los Ángeles para sus producciones, pero luego los trataba como prisioneros de su ‘Muro de Sonido’. Incluso a John Lennon, con el que ya había trabajado en ‘Imagine’, ‘Some Time in New York City’ o ‘Mind Games’, le trataba como a uno más, haciéndole esperar horas y horas para que cantara, y luego le hacía repetir una misma canción veinte veces, como hizo cuando grabaron ‘Angel Bird’”.

“Las sesiones tenían lugar cuando se ponía el sol, de ahí que le apodaran ‘el Vampiro’. Y siempre llevaba su pistola por si a alguien se le ocurría contradecirle. Las sesiones de grabación duraban toda la noche, y más de uno perdía los nervios de tanto repetir una misma canción o de esperar bebiendo y tomando sustancias para aguantar esas interminables horas. Entonces disparaba, casi siempre al techo. A Lennon le cayó una bala en la cabeza y dijo: ‘¡Son balas de verdad!’”, cuenta Ordovás. A Joni Mitchel, que había ido a visitar a Lennon, la echó con cajas destempladas cuando la vio por allí. En esa ocasión no sacó la pistola.

Spector fue el dominador de la música pop de los años sesenta, ayudó a Lennon y Harrison en sus carreras en solitario tras disolverse “The Beatles”, produciéndoles lp’s históricos como “Imagine” o “A’ll Things Must Past”, y cerró los setenta trabajando con Leonard Cohen en “Death of a Ladies’ Man” o “The Ramones” en “End of the Century”. De su etapa con Lennon destaca también el arreglo que Spector hizo del álbum “Let it be”, de “The Beatles” añadiendo orquestas y coros. Aquella aportación no le hizo demasiada gracia a Paul McCartney –en realidad, la detestaba– y, finalmente, en el año 2003, pudo dejarla a su gusto, con la publicación del “Let it be... naked”.

Sobre esto y también sobre la figura de Phil Spector tiene su opinión el periodista musical José Miguel López, director del programa “Discópolis” de Radio 3, con más de 11.000 ediciones emitidas en 33 años de vida por las ondas: “A mí Phil Spector no me gustaba nada, pero nada. Disiento de la opinión mayoritaria. Lo que hizo con el ‘Let it be’ de ‘The Beatles’ es horroroso. Menos mal que se pudo arreglar con la versión ‘naked’. Conocí a Phil Spector cuando era muy joven y estaba trabajando con ‘The Rigthgeous Brother’. ‘You’ve Lost that Lovin Feeling’ me fascinó. ¡Qué maravilla aquel ‘Muro de Sonido’! La vida siguió y vi que Phil se repetía mucho. No respetaba al artista, se ponía por delante de él. Da igual quien fuera. No me gustó. Creo que un buen productor es el que no se nota. El ego de Phil salía por las ventanas. Creo que ya tenemos suficientes divos”.