Quizá la anécdota sea ya bien conocida pero no por ello deja de ser maravillosa. Ese momento en el que Santi Balmes graba una película porno lésbica en la cinta donde estaba grabado su propio bautizo. De ahí nace un mal rollo, momentáneo, con su familia pero también el nombre del gran grupo del indie español, “Love of Lesbian”. Ahora, 24 años después de aquel otoño de 1997 en el que empezaron a tocar, presentan el disco “V.E.H.N”, el primer trabajo en cinco años, acrónimo de “Viaje épico hacia la nada” (Warner), doce canciones que llevaban meses grabadas pero que no pudieron lanzarse hasta ahora por la pandemia.

Jordi Roig, guitarrista de la banda, es el primero en hablar: “Tenemos muchísimas ganas de que salga ya. Han pasado tantas cosas desde 2016 que es todo muy emocionante. Ya lo teníamos grabado pero lo hemos tenido que retrasar por la situación por la que estamos pasando, y no tener así la sensación de estar tirando un trabajo de cuatro años al vacío. Esperamos hasta tener la sensación de que se pudiera reiniciar algo que se pareciera a la normalidad. Y eso ha sido ahora”.

Cinco años de silencio, pero eso no es rigurosamente cierto. Su disco anterior, “El poeta Halley”, que trajo consigo, entre otras muchas más cosas un “Grammy Latino” en 2017 para el grupo, dejó también una extensa gira por España y América Latina que duró cerca de dos años. “No ha sido un tiempo de silencio absoluto”, continua Jordi. “Cuando sacas un disco entras de lleno en la vorágine de la gira, que en el caso de la de ‘El poeta Halley’ duró hasta cerca de 2018. Luego estuvimos haciendo ‘Espejos y espejismos’, un concierto teatralizado basado en el repertorio más ensoñador de nuestro cancionero, que nos llevó por teatros de todo el país y que acabó en junio de 2019. A la vez que estábamos con todo esto ya habíamos empezado a gestar el nuevo álbum”.

“Independientemente del tiempo que haya pasado –Santi Balmes, el carismático cantante, se incorpora a la charla– lo que hay es una voluntad por llevarle la contraria al disco anterior; creo que es la fuente creativa de donde beben los artistas, llevarse la contaría a sí mismos. Hay una voluntad de comprensión, de contundencia, una voluntad de ser más como un puñetazo que como una caricia, con temas mucho más sencillos en su proceso creativo que en el álbum anterior y a partir de ahí la lucha era para poder hacerlo sencillo. Como dicen los americanos, ‘KISS’: keep it simple, stupid. Es decir, que todo funciona mejor si se hace de forma simple, pero a la vez teníamos que conseguir que tuviera una fuerte carga emocional”.

“Viaje épico hacia la nada” ha sido grabado en el estudio La Casamurada, en Banyeres del Penedès, Tarragona, y en Blind Records, en Barcelona, bajo la atenta mirada de Ricky Falkner y Santos&Fluren en la producción. Cuenta con colaboraciones destacadas como las de Bunbury en el tema “El Sur” y de Cristina Martínez y Albaro Arizaleta de “El columpio asesino”, en el corte “Catalunya bondage”. Santi Balmes lo tiene claro: “Cualquier colaboración es una bocanada de aire fresco, y más cuando son artistas a los que respetamos muchísimo. Proporcionan un puente entre España y Latinoamérica, dos bandas a las que les ha pasado como a nosotros y que tienen un público muy fiel en México. ‘El columpio asesino’ a nivel un poco más ‘underground’, y Enrique, quizás, en un sentido más ‘divino’. No es un pacto por intentar conseguir más seguidores ni nada por el estilo: nunca tenemos en cuenta esa ecuación”.

Con una trayectoria tan amplia, cabe preguntarse si cada LP es un hecho aislado, concreto, el producto de un momento o quizá, siguiendo la pista de todos y cada uno de ellos, se puede llegar a reconocer la historia de “Love of Lesbian”: “Sí, sí –asegura Balmes– : es clarísimamente un álbum de fotos emocional de una época muy concreta y ojalá cuando escuchemos dentro de unos años ‘Viaje épico hacia la nada’ nos vengan a la cabeza imágenes muy concretas de lo que fue el momento en el que surgió. Este disco tiene un punto de profético. Se habla mucho de la oclusión, del autoaislamiento pero también de la apertura, algo así como lo que está sucediendo ahora: desde el confinamiento total hasta la apertura que esperemos que sea en breve”.

Sin apertura aún, “Love of Lesbian” reunió a 5.000 personas en el Palau Sant Jordi el pasado 28 de marzo en un concierto en el que todos los asistentes pasaron por un test previo de antígenos y llevar mascarilla en el recinto. Fue un éxito total, con una repercusión enorme en el extranjero. “Ya pasado un tiempo razonable, es fácil decir que fue todo un éxito –afirma Jordi–, pero cuando nos lo propusieron todo eran dudas. Teníamos miedo a las repercusiones negativas de un acontecimiento en el que había cosas que estaban fuera de nuestro control, con lo que en la balanza pesaba mucho más la parte negativa, claro. Luego, poco a poco, las dudas fueron aclarándose, aunque hasta que bajamos del escenario la sensación de riesgo que teníamos era altísima. Muchas veces el miedo te paraliza y te impide tomar decisiones. Para nosotros hubiera sido mucho más fácil quedarnos en la retaguardia y esperar a que otro lo hiciera. Pero nosotros pensamos que éramos los candidatos perfectos, tanto si salía bien como para poder aguantar la erosión si hubiera salido mal. Y más en un mundo con redes sociales, donde todo se multiplica. Una simple foto con tres personas sin mascarilla y ya no sabríamos en qué se hubiera convertido. Afortunadamente salió todo bien porque estaba todo muy bien planificado. Y luego está la parte emocional, que fue muy intensa, sentir el hecho de poder subirse a un escenario un año y medio después y tener la sensación de que es posible volver a recuperar la normalidad”.

Y “Love of Lesbian” salieron al escenario cantando “Nadie por las calles” ante un auditorio repleto y entregado. Tanto tiempo sin tocar, sabiendo lo mal que lo habíamos pasado todos todo este tiempo pandémico y, por un rato, fuimos libres otra vez: “Yo lo asemejaba a esa persona que está en coma seis meses”, dice Santi Balmes, “y que despierta por primera vez en todo ese tiempo, aunque solo sea un minuto y luego vuelve a dormirse. Pero ha dado síntomas de recuperación. Para nosotros y para toda la gente que estuvo allí fue como ese destello, ese gritar: ‘¡Chicos, volveremos!”.