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Más terrorífica que nunca

Guía para no perderse en la cuarta temporada de “El cuento de la criada”, estrenada por HBO

Elisabeth Moss, en la nueva temporada.

“El cuento de la criada” fue un título engañoso desde el principio. El creador de la serie, Bruce Miller, siempre se propuso ir más allá de lo escrito por Margaret Atwood en su célebre novela distópica de 1985. Elisabeth Moss, su apabullante protagonista (y productora y ahora también directora), no firmó un contrato de miniserie, sino uno que la comprometía a trabajar entre cinco y siete años en este proyecto.

Esto siempre debió titularse “La odisea de la criada”, o mejor, “de las criadas”: estamos ante un relato extenso, expansivo y coral que explora desde múltiples perspectivas la teocracia patriarcal de la República de Gilead, donde los hombres dominan a las mujeres y someten a las pocas fértiles, las llamadas “criadas”, a violaciones con fines reproductivos. June (Moss) se llama aquí Defred por ser propiedad “de Fred”, el comandante de élite encarnado por un Joseph Fiennes tan resbaladizo como casi siempre.

La de June no ha sido una fuga constante hacia delante, sino un puñado de idas y venidas a veces desprovistas de coherencia dramática. Para los más pacientes, tenemos buenas noticias: al menos en sus tres primeros episodios (de diez), los que HBO acaba de estrenar (después caerá uno por semana), “El cuento de la criada” vuelve a tener sentido y ritmo y tensión. Terror parece la palabra clave esta temporada.

En la tercera temporada, antes de ceder por completo a los instintos homicidas y su segura muerte en el Muro, June urdía el proyecto de sacar de Gilead a tantos niños como pudiera. Fueron al final casi un centenar, apiñados en un avión de carga hacia Canadá con un buen puñado de Marthas (en Gilead, las sirvientas de casas adineradas).

Vimos por última vez a June hace ya casi dos años (agosto de 2019), en el difícil preámbulo del Vuelo de los Ángeles, malherida (y con septicemia) pero a punto de ser sanada por las criadas. Al principio de esta temporada, ellas cauterizan sus heridas y ayudan a que, de nuevo, se convierta en su líder de facto. Un nuevo personaje consigue, sin embargo, robar liderazgo y escenas a la buena de June. A la busca de un refugio, nuestras heroínas van a parar a la granja de la señora. Keyes (McKenna Grace), una esposa que lleva ya varios de sus escasos 14 años macerando rabia en su interior. Víctima de violaciones a cargo de todo tipo de hombres invitados por su esposo, sueña con matar del lado de June. Keyes es un personaje realmente transgresor, una encarnación terrorífica a la par que dolorosa y emotiva del espíritu #MeToo.

La serie nos lleva también hacia Toronto, donde siguen retenidos Serena (Yvonne Strahovski) y Fred (Joseph Fiennes). También en Canadá seguimos los destinos de Moira (Samara Wiley), quien lucha para que los niños recién llegados se ajusten a su nueva vida y para que Nichole, el bebé al que June dio a luz en Gilead, tenga la mejor posible, o el pobre Luke (O-T Fagbenle), todavía con esperanzas de reunirse un día con June y su hija Hannah.

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