El arte transmite emociones. La afirmación es de la cantante Marisa Valle Roso y además de decirlo lo demostró en el Museo de Bellas Artes de Asturias. La pintura y la música conmueven y si están juntas además emocionan. Valle Roso ha protagonizado este año el programa “Cuadros cantados” que organiza la pinacoteca asturiana. La cantante recorrió el Museo y eligió cinco espacios en los que interpretar sus canciones. “Me resultó muy sencillo elegir lo que iba a cantar porque el Bellas Artes está lleno de artistas que enamoran”, explicó Valle Roso antes de su breve concierto. Así, ante diferentes cuadros del museo, la cantante interpretó composiciones propias como “Títere o esclava”, o versiones como “Macorina”, de Chavela Vargas, “Palabras para Julia”, de Paco Ibáñez o “La gran broma final”, de Nacho Vegas. Tampoco faltó la tonada.