El cineasta y escritor asturiano Gonzalo Suárez (Oviedo, 1934) está convencido ahora, a sus 86 años, de que los directores de cine no deben de interferir demasiado en sus producciones para “no estropear lo que a veces tiene que salir solo, sin ayuda, aunque luego lo firmes tú“. Suárez hizo esta afirmación en una rueda de prensa celebrada en el marco del 49.º Festival Internacional de Cine de Huesca, horas antes de recoger el premio “Luis Buñuel” que le ha concedido la organización del certamen en reconocimiento a su trayectoria cinematográfica, en una gala en la que se llevó a cabo el estreno mundial de su cortometraje de animación “Alas de tiniebla”. El realizador, para quien no interferir demasiado en un rodaje es “un valor que tardan los directores en adquirir”, se refirió a la libertad que experimentó en el rodaje de sus dos últimos cortometrajes de animación, “El sueño de Malinche” y “Alas de tiniebla”, basado en un relato de su hija Anne Hélène. El cineasta se refirió a estas dos últimas producciones como un intento de recuperar su entusiasmo “a partir del descubrimiento de la pintura impresionista y expresionista, donde la expresión predomina sobre el tema, una sensación que difícilmente se puede extrapolar en el cine”.