Cristina Rodríguez es una de esas estilistas que dejan su sello en todo lo que hacen. En el caso de su boda, no podía ser menos. La valenciana se acaba de casar tras posponer su boda dos veces por la pandemia. En la celebración se mostró feliz y muy satisfecha con la elección de todos los detalles de la ceremonia. Porque hubo polémica: muchos no entendieron los estilistas de Cris y criticaron sus dos trajes para el gran día.

Es la segunda boda de la valenciana que compartió programa hace unos años con el asturiano Pelayo Díaz. Se prometió en 2019 y este otoño ha logrado llevar a cabo la celebración. Asegura ser la definitiva porque casarse más veces considera que es "vicio boderil".

Los trajes de la estilista, popular por el programa de cambios de estilismos "Cámbiame", lo llevó a cabo Emilio Salinas. Aseguró que el vestido "es Cris". No ha querido entrar en las polémicas y en las críticas porque tiene claro que un vestido de novia tiene que presentar a la mujer. El primer vestido lleva 150 metros de tul en dos tonos, blanco y amarillo, un color muy presente en la boda. Además, lleva un escote muy pronunciado lleva forma de uve y baja hasta la cintura. La pieza principal es un corselete que lleva bordados ramas y pájaros en hilo de plata y oro.

El segundo vestido es más atrevido. Se trata de un minivestido bordado con cristales de espejo que lleva encima un kimomo en gazar de seda natural. Este kimono lleva los mismos bordados de pájaros que el corselete del vestido de día. Cris dice que este segundo modelo le gusta más incluso que el traje de novia propiamente dicho.

Cristina animó a todos sus seres queridos durante toda la fiesta con el ánimo que le caracteriza. Interpretó además su propia versión de la canción Vivo cantando, de Salomé.