La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Paul Verhoeven Cineasta, acaba de estrenar “Benedetta”

“El clima de puritanismo es cada vez más asfixiante”

“Lo que no cuenta Sharon Stone es que me regaló su ropa interior justo después de rodar la escena del cruce de piernas de ‘Instinto básico’”

Paul Verhoeven, en la presentación de “Benedetta” en Cannes. | Efe

A lo largo de más de medio siglo, se ha dedicado a conciencia a atentar contra la corrección moral. Lo hace de nuevo en su película “Benedetta”, recién estrenada. Paul Verhoeven (Ámsterdam, 1938), director de films como “Instinto básico” o “Showgirls”, se zambulle ahora en la relación lésbica entre dos novicias.

–¿Es su película Benedetta una provocación?

–No es que me despertara una mañana y pensara: “Voy a hacer una película para provocar”. Cuando la provocación es un fin en sí mismo, resulta aburrida. Cuando decido abordar un asunto suelo pensar que, si no me ofende a mí, tampoco ofenderá a los demás. Lamentablemente, a menudo me equivoco. En todo caso, espero que los espectadores comprendan que “Benedetta” es más que la historia de dos lesbianas en un convento.

–¿Qué más es?

–He querido retratar una época en la que, en virtud de las creencias cristianas, las relaciones lésbicas eran catalogadas de bestialismo, y si dos mujeres usaban algún objeto erótico mientras tenían sexo eran quemadas vivas. En 1623, el año en el que transcurre la película, la Iglesia consideraba que las mujeres eran inferiores a los hombres y tratadas como culpables por defecto, y he querido recordar que 400 años después las cosas no han cambiado tanto. En Estados Unidos la derecha evangélica representa entre el 20 por ciento y el 30 por ciento de la población, y defiende la superioridad del hombre.

–“Benedetta”, pues, ataca a la Iglesia católica...

–No, pero rememora cosas terribles que sucedieron en la época que recrea, y en las que la Iglesia estuvo involucrada. Ni siquiera los católicos más fervorosos podrán negar los pecados cometidos por la Iglesia a lo largo de la historia ya sea a través de la Inquisición, o de las matanzas de judíos cometidas durante las Cruzadas, o de los escándalos de pederastia que han salido a la luz.

–¿Es usted religioso?

–Lo fui, momentáneamente, cuando aún intentaba abrirme camino como director. Mi novia se había quedado embarazada y yo no sabía qué hacer. Un día, en un tren, conocí a un miembro de la Iglesia Pentecostal que me convenció de que Jesús me iba a ayudar. Decidí unirme a su comunidad, pero poco después me di cuenta de que no estaba listo para tener un bebé, y un médico amigo practicó un aborto a mi novia a pesar de que por entonces era ilegal. Entonces rompí mi conexión con la Iglesia. Debo reconocer que, aunque solo por unas semanas, sentí el poder de la religión. Creo que es algo necesario, que permite a mucha gente aceptar el caos que nos envuelve y el empeño de la raza humana en autodestruirse. Hasta he escrito un libro sobre Jesucristo, y sobre la enorme influencia que su figura ha tenido en el pensamiento europeo.

–La película contempla una relación entre mujeres con una mirada evidentemente masculina. No es precisamente un método acorde al signo de los tiempos...

–Soy un hombre, eso es un hecho. Pero la película se basa en un libro escrito por una mujer, y para rodarla he contado con una directora de fotografía, dotada de una mirada femenina. Buena parte de mis películas están protagonizadas por heroínas fuertes, y todas ellas reflejan el inmenso respeto que siento por las mujeres.

–¿Se siente malentendido?

–Un poco. Cuando estrené “Instinto básico” me acusaron de criminalizar la bisexualidad; cuando “Showgirls” vio la luz se me catalogaron de obsceno; y, tras el estreno de “Starship troopers”, se me colgó la etiqueta de neonazi. A nadie le importaron mis explicaciones al respecto. Cuando uno está tan convencido de tener la razón, y de que el otro se equivoca, está dando el primer paso hacia el fascismo.

–En sus memorias, publicadas recientemente, Sharon Stone asegura que, cuando rodó la célebre escena del cruce de piernas, lo hizo engañada.

–No voy a llamarla mentirosa, así que solo diré que mi memoria es mejor que la suya. Cualquiera que haya visto la escena comprenderá que es imposible que Sharon la rodara sin saber lo que estaba sucediendo. Lo que ella no cuenta es que, justo después de rodarla, me regaló su ropa interior.

–¿Diría que la sociedad se está volviendo cada vez más puritana?

–Sí, vivimos en un clima de puritanismo cada vez más asfixiante. En los 70 hubo una revolución sexual, y gracias a la píldora las mujeres se hicieron con el poder sobre sus cuerpos. Hoy vivimos un proceso inverso, hasta hacer toples está mal visto. El sexo es la esencia de la vida porque somos animales y necesitamos procrear, y para mantener relaciones sexuales nos quitamos la ropa. ¿Por qué esa obsesión por ocultar el cuerpo?

–Acaba de cumplir 83 años. ¿Cuánto le pesan?

–Por culpa del rodaje de “Benedetta” tuve que someterme a una cirugía de cadera, pero ahora me siento bien de nuevo. Las ganas de seguir haciendo cine me impiden sentir el avance de la edad. Algunos de los mejores pintores de mi país crearon sus mejores obras cuando eran ancianos, así que confío en que mi obra maestra aún está por llegar.

Compartir el artículo

stats