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Eurovisión da el salto a la política

El BNG y Galicia en Común llevan al Congreso el polémico desenlace del Benidorm Fest, CC OO pide anular el resultado y arrecian las críticas sobre el jurado y el sistema de voto

Rayden, Blanca Paloma, “Tanxugueiras”, “Varry Brava”, Chanel, Xeinn y Rigoberta Bandini. | Efe

Como cualquier asunto irrelevante susceptible de alimentar la polarización de la opinión pública y de inocular en un sector de la población un sentimiento de afrenta que debe ser reparada, la controvertida elección del representante de España en Eurovisión 2022 ha dado el salto a la política y se ha convertido en un nuevo campo de batalla en la guerra entre partidos.

Con la decisión del Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Galicia en Común de pedir en el Congreso de los Diputados que los responsables de RTVE ofrezcan explicaciones sobre las presuntas “irregularidades” cometidas en el proceso que dio como ganadora a Chanel y su canción “SloMo” frente a otras candidaturas que gozaban de mayor apoyo entre el público (Tanxugueiras y “Terra”, y Rigoberta Bandini y “Ay, mamá”), el polémico desenlace del Benidorm Fest ha dado un salto cuántico hasta el plano institucional. CC OO denuncia “presuntas irregularidades” que son “tan notables que se debería dejar sin efecto la elección”.

Desde que se supo que “Tanxugueiras” participarían en el Benidorm Fest con un tema en gallego, la cuestión lingüística, con su derivada política, se convirtió en un importante factor de movilización, tanto a favor como en contra (nunca TVE ha enviado a Eurovisión una canción cantada en una lengua oficial que no sea el castellano). Algo parecido sucedió con “Ay, mamá”, de Rigoberta Bandini, cuya inequívoca condición de himno feminista propició una corriente de adhesiones y una ola de hostilidad. Y ahí entraron los partidos a intentar sacar tajada.

Los principales dirigentes del nacionalismo gallego ondeaban la bandera de “Tanxugueiras”

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Mientras los principales dirigentes del nacionalismo gallego ondeaban la bandera de “Tanxugueiras” con un fervor legítimo pero algo chocante, las fuerzas políticas en la órbita de Podemos se manifestaban abiertamente partidarias de una victoria de Bandini (con algunas excepciones, como la de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz). La ministra de Igualdad, Irene Montero, llegó a parafrasear los versos de “Ay, mamá” en un acto de campaña electoral en Castilla y León. Como era de esperar, la derecha entró al trapo. El líder del PP, Pablo Casado, pidió “menos soflamas feministas” a “esos ministros de Podemos que han hecho declaraciones sobre una canción” y la diputada popular Edurne Uriarte trató de desacreditar “el feminismo casposo de las tetas” de Bandini. En ese clima de hooliganismo y toxicidad se llegó el sábado a la final, en la que el peso de las opiniones del llamado jurado profesional inclinó la balanza del lado de Chanel pese a que las votaciones del público relegaban a la cantante. Un resultado muy contestado.

La decisión, con una trinidad formada por un jurado profesional, uno demoscópico y uno popular, tenía como objetivo aparente eludir viejos troleos como el que acabó con la elección de Rodolfo Chikilicuatre. Desde la primera noche se vio claro que el jurado profesional iba a ser decisivo. De buenas a primeras rompieron la baraja y dejaron fuera de la final a las grandes favoritas, “Tanxugueiras”, que hubieron de ser rescatadas por el televoto, y, al mismo tiempo, propulsaron al liderato a Chanel para pasmo de la audiencia. En la segunda semifinal no hubo sorpresas, porque el jurado profesional otorgó su máximo de votos, aquí sí, a la otra favorita, Rigoberta Bandini. Solo quedaban, pues, dos posibles ganadoras junto a Chanel: Rigo y “Tanxugueiras”. El éxito entre el público en su semifinal, y la previsible movilización telefónica, hacía pensar que en la final podían llevarse los 60 puntos que otorgaban el voto popular y el demoscópico. Pero el jurado profesional las puso de nuevo en su sitio: quintas clasificadas, con solo 30 puntos, 21 menos que Chanel, absoluta niña de sus ojos. Y esos 21 puntos serían, para los amigos de la conspiranoia, la clave de todo: en el peor de los casos, y dados los precedentes, Chanel iba a quedar tercera en el total de voto popular y demoscópico, con lo cual sumaría 40 puntos, esto es, 20 menos que “Tanxugueiras”. El hecho de que el jurado profesional las separara ya de entrada por 21 puntos daba la victoria final a Chanel, pasara lo que pasara después. ¿Estará aquí pasando algo raro? ¿Y Bandini? Su derrota la firmó el voto del jurado demoscópico. En la final, ese mismo jurado la dejó en tercer lugar por detrás de “Tanxugueiras” y Chanel.

Otra duda: ¿cuántos votos de la llamada o del SMS recibieron las tres favoritas? Da igual que la diferencia entre ellas fuera de decenas o millares, porque todo se reducía a otorgar 30 puntos a la primera, 25 a la segunda y 20 a la tercera. En ese sentido, el valor real de un voto popular disminuía hasta lo infinitesimal en comparación con el del jurado profesional; su peso en oro.

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