Altas esferas de la moda

Delphine Arnault, una tímida heredera del lujo a los mandos de Dior

La primogénita de Bernard Arnault, el hombre más rico del mundo, escala en el grupo LVMH, en el que ya era directora general. Entre sus logros: apostar por los valores emergentes, salir airosa del escándalo Galliano y convertir el lujo en objeto de deseo de la cultura urbana

Delphine Arnault, junto a su padre, Bernard Arnault.

Delphine Arnault, junto a su padre, Bernard Arnault. / Reuters

Laura Estirado

Como en la serie de HBO 'Succession', a Bernard Arnault, el hombre más rico del mundo, le gusta jugar con sus hijos a ver quién se esfuerza más por lograr ocupar su trono. Aunque de momento, y a sus 73 años, el patriarca del lujo 'around the world' no tiene pensado jubilarse ni proclamar quién se quedará al frente del conglomerado familiar LVMH, donde se engloban dos de las marcas más importantes del sector 'fashion', Dior y Louis Vuitton. A diferencia del clan ficticio (y pérfido) de Logan Roy y sus cuatro hijoslos Arnault no controlan los medios audiovisuales y de entretenimiento del mundo, sino el imperio de Louis Vuitton Moët Hennesyy, que cuenta con unas 70 marcas de moda, espumosos, cosmética, relojes y joyas, como Dom Pérignon, Tiffany, Sephora, Loewe, Givenchy o Fendi, que le han reportado pingües beneficios a la familia, cuya fortuna asciende a 188.000 millones de dólares (177.000 millones de euros), según 'Forbes'.

Ahora, tras más de dos décadas de éxitos en Dior y Louis Vuitton, pero siempre como número dos, desde este 1 de febrero la hija mayor de Arnault, Delphine, tomará las riendas y será la nueva CEO de Dior (la segunda marca más importante, por ingresos, para la casa, a la que regresa tras una década), escalando posiciones en la dirección ejecutiva del hólding, y situándose a la diestra del padre.

'Delfín' era el hijo del rey

Tiene su lógica, pues hasta su nombre responde a su nuevo papel, ya que en Francia, al primogénito o heredero del rey se le llamaba 'delfín'. Y en su caso, además, ella se lo ha ganado a pulso, pues el éxito actual del grupo se debe en buena medida a la certera visión para los negocios.

A principios de enero, al anunciar las nuevas responsabilidades de Delphine, el magnate francés destacó su trabajo en Vuitton desde 2013, que le ha permitido "ir de récord en récord". "Su mirada aguda y su experiencia incomparable serán bazas decisivas para continuar el desarrollo de Christian Dior", declaró el patriarca.

Su nombre responde a su nuevo papel, ya que en Francia, al primogénito o heredero del rey se le llamaba 'delfín'

La elegancia, según Dior

Decía Christian Dior, el creador de la Maison en 1947 y del 'new look', que "la elegancia es la combinación adecuada de distinción, naturalidad, esmero y simplicidad". Y todos esos rasgos cumple la heredera de Bernault Arnault.

Cierto es que hubo un tiempo en que su segundo hijo, Antoine, con mucho más carisma mediático que la menuda, minimalista y pulcra Delphine, parecía el destinado a sucederle. Su sonado romance con la 'top' rusa Natalia Vodianova, con la que sale desde 2011, tiene dos hijos y con la que acabó casándose hace dos años, además, era una historia perfecta para las portadas. Así, Bernard le recompensó en diciembre poniéndole al frente del hólding que controla la fortuna del clan, para, poco después, hacer que Delphine, su hermana dos años mayor, escale más posiciones. Nunca había llegado a estar al frente de ninguna de las marcas de la casa. Y por fin lo consigue. En Dior fue la número dos desde 2001 hasta 2013, y desde entonces ocupó ese mismo puesto en Vuitton. 

Instinto y gusto

Pero el instinto para los negocios y el gusto para la moda de Delphine se han impuesto. Ella ha apostado claramente por colaboraciones imposibles y por talentos emergentes: en 2014 impulsó el Premio LVMH para detectar diseñadores punteros y un año después fue la que creyó en el genio del llorado Virgil Abloh.

Hoy el logo Louis Vuitton se ha esparcido por todos los rincones de internet y es el uniforme de los mejores artistas del momento (¿vieron el delirio que provocó Rosalía desfilando para la marca en París?)

No solo fue el revulsivo que necesitaba Louis Vuitton, sino que multiplicó sus ventas gracias a su mejor logro: redefinir el mismo concepto del lujo y convertirlo en algo aspiracional para la élite de la cultura urbana (y todos los fans que arrastra). Hoy el logo LV se ha esparcido por todos los rincones de internet y es el uniforme de los mejores artistas del momento (¿vieron el delirio que provocó Rosalía desfilando y cantando en el 'show' de la marca en la Semana de la Moda París?, ¿y cómo se metió en el bolsillo al mismísimo Bernard Arnault?)

Nacida cerca de París, en 1975, además de Antoine, Delphine tiene tres hermanastros que su padre tuvo con su segunda esposa: Alexandre, jefe de producto y comunicación en Tiffany; Frederic, director ejecutivo de Tag Euer, y Jean, jefe de márketing y desarrollo de producto en la división de relojes de Louis Vuitton. 

De Galliano a Chiuri

La primogénita se graduó en la London School of Economics en 1997, y empezó su carrera trabajando en la consultora McKinsey. Al emporio familiar llegó en 2000: su padre la puso a trabajar con John Galliano, entonces la nueva estrella de Dior. Ambos revolucionaron el sector, hasta que el modisto gibraltareño se fue de la lengua en un café de París, en 2011, y le detuvieron por lanzar insultos antisemitas contra una pareja. Fue despedido de Dior, pero Delphine supo proteger la imagen de la compañía, y nombrar a un glorioso sustituto, Raf Simons -el hombre rompedor en el que solo ella creía; y con el que volvió a acertar-, al que sucedió luego la romana Maria Grazia Chiuri, la misma que el verano pasado presentó la colección crucero de la firma en un espectacular desfile en la plaza de España de Sevilla.

Como su padre, la introvertida Delphine también se ha casado dos veces. Su primer matrimonio fue en 2005 con el heredero del enólogo italiano Ganci, Alessandro Vallarino Gancia, del que se divorció en 2010. Ese mismo año se casó con Xavier Niel, un multimillonario francés de las telecomunicaciones y los negocios con quien tiene dos hijos.

Quién sabe si alguno de ellos heredará algún día el imperio del lujo del abuelo, una fortuna que hoy envidian hasta Jeff Bezos o Elon Musk

Suscríbete para seguir leyendo