Los gatos son animales muy limpios. Los vemos lamerse, incluso entre ellos, porque para ellos la higiene es fundamental. Si tenemos la suerte de vivir con uno, habremos comprobado el tiempo que nuestro gatito dedica a esta práctica cada día.

Se calcula que su gato pasa más de 2 horas al día en esta actividad concreta. De hecho, podríamos incluso decir que algunos humanos harían bien en tomar ejemplo de su libro, ya que no todos somos tan dedicados a la limpieza personal. Sin embargo, cuando su gato se lame continuamente la cola, puede ser una señal que no debe subestimar.

Hay muchas razones por las que su gato puede comportarse de esta manera.

El hecho de que su gato se lama continuamente la cola de forma compulsiva y no relajada podría ser una señal de un problema. Detrás de este comportamiento puede haber un malestar físico o un malestar emocional. Una de ellas podría ser la llegada inoportuna de garrapatas o pulgas. El gato trataría entonces de alejar a estos invitados, pero a riesgo de hacerse daño a sí mismo.

El gato tiene una lengua áspera que, si se frota continuamente en la cola, podría dañar la piel. Y no solo eso. Si su gato se lame la punta de la cola con insistencia, podría ser un signo de una forma de vasculitis, es decir, una inflamación de los vasos. Esto se localiza en sus extremidades y llevaría a este comportamiento inusual.

Cuando su gato se lame constantemente la cola, no es sólo una cuestión de higiene, sino que podría ser una señal de alarma.

Otra razón que podría llevar a su gato a comportarse de esta manera es la presencia de una alergia. Esto puede ser causado por un alimento que ha comido o por algo que se ha posado en su cola y que no le gusta.

Podemos pensar que no es posible, pero nuestros gatos también sufren de estrés. Y esto podría ser una forma de intentar superar el malestar. Su cerebro libera endorfinas y lamerse es la forma más rápida de superar el problema. Lo mismo para el aburrimiento, si fuera un gatito normalmente activo.

Obviamente, nuestra tarea es vigilar su comportamiento y no confundir este gesto con una rutina de higiene normal. Sin embargo, en caso de duda, debe ponerse inmediatamente en contacto con su veterinario, que seguramente podrá tranquilizarle y encontrar la mejor solución para su gatito.

Los gatos son, tras los perros, los animales de compañía más habituales en la sociedad española. En muchos hogares, los felinos son uno más de la familia, y por ello son frecuentes las dudas y precauciones a la hora de cuidar su salud.

En este sentido, cabe tener especial cuidado con la alimentación que proporcionamos a los gatos. Si bien existen determinados alimentos específicos para su dieta (piensos, comida húmeda...), en muchas ocasiones nos vemos tentados a compartir con ellos nuestra propia comida. Sin embargo, a veces es conveniente resistirse a sus miradas de súplica y pensar dos veces qué es conveniente que ingieran y qué puede ser perjudicial para ellos.

Repasamos cuatro principales alimentos que debes evitar compartir con tu gato si quieres que su salud se mantenga en estado óptimo.

Dulces

El azúcar es nefasto para la salud de los gatos. Es conveniente mantener lejos de su alcance cualquier tipo de bollería industrial, ya que su ingesta puede causarles serios problemas, toda vez que su organismo no la tolera adecuadamente. De igual modo debemos tener cuidado con las galletas. Y por supuesto, nada de chucherías. Lo adecuado es mantener todo ello lejos de su alcance.

Cereales

Los cereales no son malos de por sí, pero deben comerse en la cantidad justa para que no les causen problemas gástricos o digestivos. El principal riesgo está en su propio pienso habitual, ya que algunas de las marcas comerciales más habituales tienen una composición no demasiado buena para ellos y que puede llegar a provocarles malestar. Cuidado también con el pan.

Cítricos

Comer naranja limón (bien sea el propio alimento o su zumo) puede causar problemas estomacales a los felinos, malestar gástrico y digestiones complicadas. La elevada acidez de estos alimentos no juega en su favor.

Uvas

Tanto las uvas como las pasas pueden causar fallos renales a los felinos al resultar tóxicas para su organismo. Lógicamente, comerse una uva suelta difícilmente les dañará. Sin embargo, cantidades no excesivamente grandes son susceptibles de generar problemas de salud de difícil solución.