Una marca que funciona no hay que tocarla. Bueno ni una marca ni ningún producto en general .Al menos ese era hasta ahora el axioma más repetido en el mundo de la publicidad y el marketing. Lo decían hasta la saciedad los teóricos que también profetizan que de vez en cuando hay que actualizar las marcas. Algo así debieron de pensar los responsables de Zara, la cadena textil más importante de España, cuando decidieron tomar una decisión histórica: modernizar su logotipo. A partir de ahora todos los que entren en sus tiendas van a ver que el mítico cartel en el que se lee de forma más que sobria el nombre de la marca ya no es el mismo. Las letras aparecen mucho más juntas dándole más dinamismo a la firma.

El lanzamiento del nuevo producto se produce justo cuando se va a impulsar la nueva campaña de primavera verano después de las rebajas de enero. Pero estas no son las únicas novedades con las que Zara trata de competir en un mercado cada vez más difícil debido al aumento de las ventas a través de internet y el incremento del número de tiendas que venden ropa a precios más o menos asequibles.

A algunas de las tiendas de la compañía llegaron ya el mes de abril del año pasado los modelos virtuales. Se trata de dar al cliente la oportunidad de ver como queda una prenda "puesta" sin que tenga que entrar en el probador. Una estrategia digital que se suma a las líneas hasta ahora seguidas por la compañía y que marcan su seña de identidad como la de tener siempre sus tiendas situadas en las mejores calles de todas las grandes ciudades del mundo. La aplicación ZARA AR permitirá a los clientes interactuar con la ropa de varias formas tanto en las tiendas físicas como en las diferentes páginas web del grupo.

A pesar de lo sorprendente del cambio no es el primero que se hace en el logotipo de la compañía (aunque según los expertos sí que es el más "radical"). En el año 2010 Inditex había modificado ligeramente el logotipo de la compañía pero sin entrar en profundidad en la identidad de la marca. Ahora sólo queda ver cómo reciben los consumidores esa novedad que, en el fondo, no va a afectar a los productos aunque sí al modo en el que se percibe a la compañía.