No es nada nuevo, la Reina Letizia es adicta a las tendencias de moda. Y así lo ha vuelto a demostrar este martes en la ceremonia de entronización del emperador Naruhito de Japón, al elegir una diadema rosa como complemento perfecto a un vestido de estampado floral en tonos verdes y rosas.

Don Felipe y su esposa han seguido el acto desde la primera fila de asientos destinada a los jefes de Estado que se han trasladado hasta la capital japonesa con motivo del relevo en el trono nipón.

A la derecha de Felipe VI se sentó el emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad Al Zani, mientras que a la izquierda de doña Letizia estaba el jefe de Estado de Samoa, el príncipe Vaaletoa Sualavi II.

Numerosas miembros de monarquías europeas han asistido igualmente a este evento, en el que, por el formato del acto, no ha habido oportunidad de que pudieran charlar entre ellos.

Un contacto que será más factible en la cena que ofrecen esta noche el emperador Naruhito y su esposa, Masako, a los invitados a la entronización.

Sin embargo, en el hotel en el que se alojan los reyes de España también lo hacen los representantes de otras coronas europeas y con los que si han tenido ocasión de conversar.

Así, cuando se disponían a trasladarse hasta el Palacio Imperial, han coincidido en el vestíbulo con el rey Gustavo de Suecia y su hija y heredera de la corona, la princesa Victoria, así como con los reyes de Holanda, Guillermo Alejandro y Máxima.

Hubo un saludo entre ellos y conversaron en inglés unos minutos hasta que fueron saliendo sus correspondientes comitivas hacia la ceremonia de entronización.

Una ceremonia de algo más de media hora que tuvo lugar en la Sala del Pino del Palacio Imperial y que los invitados extranjeros siguieron desde otro salón separado por el patio central.