Hacer un arroz blanco parece no tener ningún misterio, pero es bastante común que quede apelmazado o pastoso. Si te ocurre esto hay un truco infalible para que esto no ocurra. Con un solo gesto conseguirás que quede suelto y delicioso. Además, es importante la elección del arroz. En general, el arroz redondo o corto tiende a apelmazarse más porque está pensado para recetas que requieren de más caldo para hacer paellas o arroces con pollo, conejo u otras variantes. Sin embargo, para hacer un arroz blanco sencillo suele funcionar mejor el arroz largo porque no se pega tanto.

Si quieres hacer un arroz blanco que quede suelto, hay dos claves: la cantidad de agua y el aceite de oliva.

  1. Por un lado, a la hora de comenzar a hacer el arroz, se suele poner una cucharada de aceite de oliva con un diente de ajo para darle sabor. Una vez que esté dorado el ajo, se debe echar el arroz y (atención) revolverlo bien en el aceite para que los granos se impregnen. Este gesto hace que el arroz se engrase y no se pegue tan fácilmente.
  2. Por otro lado, la cantidad de agua es importante. Se suele echar dos vasos de agua por uno de arroz, sin embargo, si lo que queremos es que se quede suelto lo ideal es subir la cantidad de agua. Una buena proporción sería un vaso de arroz por dos y medio o tres de agua.

Lo más conveniente es no remover el arroz para no romperle la cocción. Sabrás que está listo cuando en la superficie se hayan creado unos pequeños agujeritos. En ese momento se debe apagar el fuego y dejar que repose con el calor para que termine de evaporarse el agua.

Una vez hecho el arroz, las opciones para comerlo son infinitas (aquí te dejamos una ensalada baja en calorías para este verano).