Los bebés aprenden a moverse en el agua antes que a andar o gatear. Están perfectamente adaptados a este medio. Lo conocen bien, no en vano han vivido en un líquido similar durante sus nueve meses de gestación.

Pero la natación para bebés o matronatación no debe entenderse como aprender a nadar, ya que hasta los 4 ó 5 años los pequeños no tienen las autonomía suficiente como para adquirir las técnicas de natación.

No se trata, por tanto, de enseñar a nadar al bebé, sino de estimular y reforzar el vínculo emocional y la confianza entre la madre-padre y el niño a través del agua. Pero antes de iniciarse en la estimulación acuática, es imprescindible consultar con el pediatra si el pequeño está preparado para ello.

Fase de iniciación

La fase de preparación arranca nada más abandonar el hospital. Tenemos que hacer que el bebé se familiarice con el baño, para facilitar más tarde el contacto con la piscina. Iremos reduciendo paulatinamente la temperatura del agua de la bañera hasta los 32 grados, que es la temperatura de la piscina. Una reducción brusca podría ser perjudicial para el bebé.

Debemos acostumbrarnos a manejar con seguridad al pequeño en el agua. Mételo contigo para aprender a sujetarle y moverle. No salgas de la bañera con él en brazos, lo más adecuado es que otra persona que esté fuera ayude a sacarlo para evitar un posible resbalón o tropiezo.

A la hora de coger al bebé, las primeras veces debe ser forma que nos vea. Una postura cómoda tanto para el niño como para el progenitor es sentado en la bañera y con las piernas encogidas, apoyando al bebé en las piernas y las rodillas y sus pies sobre nuestra barriga. Mientras sujetamos su cabeza con una mano, con la otra le acariciamos y mojamos con suavidad.

La primera visita a la piscina no debe realizarse hasta los 3-4 meses. Una vez dentro, coge al bebé entre los brazos y llévatelo al pecho, si se pone nervioso háblale para que se tranquilice y vete dando un paseo por el agua. Las primeras sesiones deben ser cortas y se pueden ir aumentando progresivamente hasta 20 minutos máximo.

Principales beneficios de la matronatación

Además de fortalecer la relación afectiva y cognitiva, la matronatación tiene otras bondades que relatamos a continuación.

Ayuda al bebé a relajarse: La matronatación favorece que se le abra el apetito, que esté de buen humor y concilie mejor el sueño.

Desarrollo psicomotor: El bebé se mueve con libertad dentro del agua y empieza a adquirir nociones de distancias.

Aparato locomotor: Mejora la movilidad y el rendimiento muscular.

Sistemas cardiorrespiratorio e inmunológico: Está demostrado que la natación fortalece el corazón y los pulmones, y refuerza las defensas del pequeño.

Inteligencia: El agua estimula la capacidad de juego del pequeño, lo que en el futuro repercutirá positivamente en el aprendizaje.

Socialización: El contacto con otros niños en la piscina ayuda a mejorar las relaciones sociales. El pequeño aprenderá a comunicarse con mayor fluidez y a realizar actividades en grupo.