Cuando Isabel García Bernardo coge los bastones y sale a caminar, el cáncer pasa a un segundo plano. Hace algo más de un año le detectaron un tumor en el pecho y entonces su vida sufrió un giro inesperado. El médico le recomendó que abandonara la práctica de la natación, por la bajada de defensas, e Isabel se puso a buscar alternativas. "Cuando empecé con la quimio, me dijo que saliera de casa todos los días, aunque sólo fueran cinco minutos. Una de mis amigas vio un reportaje sobre los beneficios de la marcha nórdica en los pacientes oncológicos y nos pusimos a buscar un instructor".

Ana Fernández y Ana Ferrer son los "ángeles" de Isabel. Se conocieron hace catorce años en la parada del autobús escolar de sus hijos, y desde entonces son inseparables. Tanto, que hicieron suya la lucha de su amiga y decidieron coger los bastones para acompañarla en sus rutas. Las primeras salidas fueron el pasado marzo, ahora las tres son instructoras de marcha nórdica, y anteayer, miércoles, pusieron en práctica sus conocimientos en un taller de marcha nórdica, pionero en Asturias, organizado por el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

"Uno de los beneficios de esta disciplina es que exige técnica y concentración, y eso te hace olvidar los problemas", asegura Isabel García Bernardo. Para las pacientes con cáncer de mama tiene una utilidad adicional: el movimiento que hacen los brazos al impulsar los bastones ayuda a prevenir el linfedema (acumulación patológica de líquido en las extremidades).

Antes de superar el cáncer, Ana Quidiello no hacía ningún deporte. Ahora camina cinco horas diarias, va a pilates y practica natación. "Nunca había oído hablar de la marcha nórdica, pero me ha gustado tanto que estoy pensando en introducirla en una ruta que estamos preparando entre Pola de Siero y Noreña".

Una decena de pacientes de oncología convirtió anteayer los pasillos del HUCA en una pista de pruebas para aprender la técnica de este deporte de resistencia. "La marcha nórdica no es sólo andar con unos bastones", puntualiza Ana Ferrer. "Hay que hacer ejercicios de corrección postural para caminar de forma natural", precisa.

"Imaginad que tenéis un hilo en la cabeza y alguien tira de él hacia arriba, lo primero que hay que hacer es mantener la cabeza erguida", explica Isabel García. "El movimiento de los brazos debe salir de los hombros y tenemos que activar el core para coordinar bien el cuerpo. ¿Cómo? Subiendo el ombligo hacia arriba como si te estuvieses abrochando un pantalón que te queda muy apretado". El último elemento a tener en cuenta es la pisada: "Talón, planta y dedos: ése es el orden de entrada y salida de la pisada". Lo más difícil es el manejo de los bastones, pero con ellos movemos el 90 por ciento del cuerpo, casi la mitad más que si caminamos sin ellos.

La marcha nórdica engancha. Del taller del miércoles ya ha salido una quedada para practicarla: a partir del 10 de enero, cada semana saldrán a caminar juntas. "Es uno de los objetivos de estos talleres. No sólo ofrecemos formación, también ayudamos a la socialización, porque muchas veces a los enfermos les cuesta salir de casa ", detalla Margarita Fuente, presidenta en Asturias de AECC. "La colaboración de los responsables del HUCA ha sido muy importante para impulsar el proyecto", destaca.

Eva Pérez, enfermera responsable del hospital de día de oncología del HUCA, y Marta García, trabajadora social, son las coordinadoras de los talleres. "Queremos que los pacientes vean el hospital de otra manera, no sólo como el lugar en el que reciben tratamiento", explican. Las dos se implican en cada una de las iniciativas que se organizan: "Sólo nos faltó maquillarnos", bromean. El taller de marcha nórdica fue una de las sugerencias que plantearon los propios pacientes. "Seguimos trabajando en nuevos proyectos porque la acogida está siendo muy buena", enfatizan Marta García y Eva Pérez.