Gimnasios de todo el mundo han caído rendidos ante una modalidad deportiva que cada día gana más adeptos. Se encuentra entre las clases más demandadas porque, a diferencia de otras actividades, no plantea requisitos de edad o de forma física. Es el zumba, una disciplina que combina el baile y los ritmos latinos con movimientos aeróbicos. Una fórmula de éxito, ya que son 15 millones de personas las que lo practican, y se imparte de forma oficial en 180 países, entre ellos España. ¿Pero qué hace especial al zumba? Lidia Bastián, dietista e instructora de zumba en el gimnasio Atlas, de Oviedo, lo tiene muy claro: "Engancha sobre todo por la música, porque cuando vienes a una clase te cambia el ánimo y los alumnos se lo pasan muy bien".

El zumba nació en Estados Unidos a mediados de los años 90 del siglo pasado, de manos del bailarín colombiano Alberto "Beto" Pérez. Sin embargo, a España no llegó hasta el año 2011. No era la primera vez que se introducía el baile en el gimnasio, pero su creador consiguió combinar cuatro ritmos básicos (merengue, salsa, cumbia y reguetón) con una serie de rutinas aeróbicas que fueron la clave del éxito. No sólo eso: Beto Pérez consiguió el apoyo de la industria musical, y son muchos los artistas que han hecho creaciones específicas para el zumba, como Shakira, Pitbull, Don Omar o Daddy Yankee, entre otros. En otros casos se toman remezclas de temas de éxito y se coreografían.

El método zumba ofrece a los monitores tanto la música como los pasos de baile, facilitándoles el trabajo de preparar las clases. No obstante, ofrece cierta flexibilidad que los instructores aprovechan. Bastián asegura que "primero veo el nivel del grupo y en función de eso adapto la coreografía, aunque siempre tiendo a hacer cosas sencillas para que los usuarios disfruten desde el primer momento".

Omayra Álvarez, monitora de zumba en el gimnasio Gofit, también de Oviedo, subraya que "lo adapto todo lo que puedo, de hecho prefiero hacer mis propias coreografías".

La clase tiene una duración de aproximadamente una hora. En este tiempo se cuelan entre 15 y 16 canciones que combinan los ritmos básicos y, en ocasiones, otros nuevos, con diferentes niveles de intensidad. Aunque esto último "lo marca cada uno, eso es lo mejor de la zumba", afirma Daniel Pérez, monitor en Gofit. ¿Y qué dicen los usuarios? "Es más divertido que coger pesas, aunque tiene que gustarte el baile", indica María Fernández. Algo parecido opina Helena Tuñón, al señalar que "practicas deporte sin enterarte, y la verdad es que se queman muchas calorías".

Las mujeres son mayoría en la zumba, pero cada vez hay más hombres que se decantan por esta disciplina. "Suelen coger mejor los pasos que las chicas", subraya Lidia Bastián, aunque les cuesta mucho romper esa vergüenza del principio. "Empecé en zumba por culpa de mi novia, pero una vez en la clase me di cuenta de que me gustaba; además, he bajado mucho peso", apunta Eduardo Martínez.

La práctica del zumba anima, de eso no hay duda. Pero el psiquiatra Julio Bobes, presidente de la Real Academia Asturiana de Medicina, advierte de que prescribirla de forma generalizada para ciertas patologías no es una buena idea: "Depende más del paciente que de la dolencia", señala. Y añade: "No sería una buena idea recomendar una clase de zumba a una persona que acaba de pasar por un estado de melancolía". Sí puede formar parte de una terapia en la que el paciente vaya alcanzando retos, hasta conseguir animarse bailando.

Tener el ánimo tan alto como la música está muy bien, pero con ciertas precauciones. Tania García, fisioterapeuta del Hospital Álvarez-Buylla de Mieres, recibe cada vez más pacientes -tanto en el hospital como en su clínica- con lesiones por la actividad aeróbica. "No es por el ejercicio en sí, que es obligatorio para una vida sana, sino por la poca implicación de los médicos de atención primaria a la hora de recomendarlo", afirma. No todo el mundo está preparado para seguir sin descanso una clase de zumba. Según Tania García, "hay personas sedentarias, con mala alimentación y estructuras corporales ya en mal estado, que empiezan en clases colectivas y no pueden seguir el ritmo". Deben tener especial cuidado "personas con problemas articulares, especialmente en rodillas y tobillos". Este ejercicio está desaconsejado en algunas discopatías y patologías degenerativas de la columna vertebral "por el alto impacto y el poco control que ejercemos en los movimientos en esta disciplina deportiva", aclara la experta.