Para Laura y Santiago, fue muy duro constatar que Yago, su hijo mayor, apenas hablaba, no quería salir de casa y tenía como mayor afición pasarse horas viendo girar el tambor de la lavadora. Cuando tenía cuatro años, la orientadora de su colegio les dio una pista que resultó muy acertada: "Creo que tiene Asperger". Así era. Enol, hermano menor de Yago, compartía las dificultades para comunicarse, la tendencia a la introspección, la obsesividad en torno a determinados asuntos... Diagnóstico: también Asperger.

Santiago Chimeno y Laura Riesgo estaban muy desconcertados. "Nunca habíamos oído hablar del Asperger", explica este matrimonio gijonés. Pronto supieron que se enfrentaban a un trastorno encuadrado dentro del espectro autista y del que este próximo domingo se celebra su Día Mundial. Entre otros rasgos, se caracteriza por dificultades para relacionarse y participar en juegos de grupo, conducta rígida, escasas coordinación motora, impedimentos para conversar de forma flexible y compleja... Como contrapartida, las personas con Asperger suelen presentar una inteligencia media o alta, un lenguaje rico con expresiones llamativamente formales para su edad...

"Nos informamos, y una de las cosas que nos dijeron fue que sería casi imposible que pudieran practicar deportes de equipo", relata Laura. Ahí, los especialistas fallaron de forma estrepitosa. Hoy, Yago, de doce años, juega al balonmano de portero en el Gijón Jovellanos C, en categoría infantil. Enol, con nueve años, se ha decantado por el fútbol y también es portero del Veriña en categoría benjamín. Ambos equipos son líderes en sus respectivas ligas. "Los progresos han sido muy grandes. Se han adaptado a las reglas del juego y de sus equipos, han hecho amigos, el mayor ha pasado de no querer hablar con nadie a ser capaz de ir solo a hacer la compra", explica Laura Riesgo con una indisimulada satisfacción. Al seguir pautas de actuación más lineales y menos cambiantes, el puesto de portero se adapta mejor al modo de funcionar de estos jóvenes deportistas.

La vida de esta familia gijonesa gira en torno a un objetivo primordial: la integración de Enol y Yago en sus círculos naturales de familia, escuela, deporte y sociedad. Tal es la implicación de los padres, que Laura Riesgo decidió estudiar a distancia la carrera de Psicología para poder entender y ayudar mejor a sus hijos. Tenaz como pocas, consiguió graduarse por la UNED. Con todo, reconoce que "no es fácil aplicar los conocimientos de Psicología a tus propios hijos".

"Cada vez diagnosticamos casos de Asperger con más precocidad, incluso a niños de dos, tres o cuatro años, pero seguimos viendo casos nuevos de treinta, cuarenta o cincuenta", indica Gema Trelles, psicóloga de la Asociación Asperger de Asturias, que actualmente aglutina a unos 255 socios. En contra de una creencia social extendida, "también hay mujeres con Asperger", puntualiza la psicóloga.

Laura y Santiago estaban convencidos de que el deporte de equipo podía ayudar a sus hijos. Y sabían también que la tarea no resultaría sencilla: situaciones cambiantes, cruces desordenados de mensajes, gritos agónicos, órdenes de diversas procedencias... Enol y Yago son dos muchachos altos y fuertes, como sus padres. Santiago Chimeno calza el 50; sus dos hijos, el 46, a pesar de que el pequeño tiene sólo nueve años.

Yago empezó con el balonmano hace tres años. Su entrenamiento se desarrolla en el pabellón de deportes de La Guía. Allí se encuentra con sus compañeros, y también con sus entrenadores, Álvaro Campo y Ángel ("Gelu") Gulín. "El trabajo en equipo ayuda a los chavales a sentirse integrados, a sentirse parte de algo", explica Gelu Gulín, quien precisa que Yago Chimeno "no es el único jugador con Asperger que tenemos". "No les damos ningún trato especial, lo entienden todo, a veces incluso mejor que los compañeros", señala Gulín, quien apostilla que "Yago es muy querido por sus compañeros". El chico ratifica a su entrenador: "Me gusta estar con mis amigos, entrenar, jugar los sábados. Me gusta ser portero porque dependes más de ti mismo".

Entre tanto, Enol entrena en la pista de Tremañes con el Veriña, actual líder de toda Asturias en su categoría. "Enol empezó con nosotros este año. Conocíamos su caso, pero no fue ningún impedimento. Desde el primer día se integró muy bien; cuando tiene una duda, pregunta; viene siempre con disposición de mejorar... Los compañeros le quieren mucho", destaca su entrenador, Oscar Rancaño. Aunque también juega al balonmano, Enol Chimeno enfatiza que "el fútbol es mi deporte favorito". "Me gustaría parecerme a De Gea", asevera. Enol comparte el puesto de portero con su compañero Pablo Díaz Fernández. "Es muy alto, es muy difícil pasarlo por arriba y se estira muy bien", señala Pablo Díaz de Enol Chimeno. Y éste también sobre muestra generoso, pese a la competencia entre ambos: "Pablo es muy ágil", afirma.

Desde la banda, Santiago Chimeno y Laura Riesgo siguen el entrenamiento. "Cuando íbamos al parque, ellos jugaban solos, no se relacionaban. Con el deporte, han conseguido establecer vínculos con el resto de los niños", celebra Santiago, quien también es entrenador de fútbol en categorías inferiores.

Enol y Yago ya no pasan horas muertas ante una lavadora dando vueltas. Ahora estudian, entrenan, compiten... Les queda mucho camino por recorrer, pero poco a poco están demostrando su voluntad de que el Asperger les meta cada día menos goles.

Sobre el Asperger

1. El síndrome de Asperger es una condición dentro de los trastornos del espectro del autismo (TEA). En lo social, los afectados presentan más dificultades para relacionarse de forma adecuada a su edad: participar en juegos de grupo, conversar de forma flexible y compleja, asumir las normas sociales más y menos evidentes (es decir, lo que está bien o mal visto), desarrollar habilidades como saludar, esperar el turno, compartir...

2. En el ámbito de la comunicación, las personas con Asperger tienen problemas para transmitir adecuadamente sus necesidades y emociones, pedir ayuda, regular la interacción a través de gestos, miradas... Les resulta más complicado detectar la intención del otro cuando no es directa y utiliza ironías, bromas, frases hechas... Su interacción suele ser más directa, y es frecuente que digan lo que observan o piensan sin percatarse de cómo puede afectar a su interlocutor.

3. Las personas con Asperger presentan una inteligencia media o más alta. Suelen emplear un lenguaje rico, en ocasiones con expresiones llamativas porque parecen muy formales, técnicas o más propias de adultos; a veces, con un tono inusual. El Asperger no es una enfermedad: no requiere medicación.