Un aula virtual. Cada escolar en su mesa. Frente a ellos un profesor y una pizarra en la que aparecen cosas. Las ventanas de la clase dan a una calle y en la calle también pasan cosas. Por ejemplo, una ambulancia cruza a toda velocidad con su sirena activada. Y los alumnos no están quietos. Se escuchan comentarios, a alguien le cae un lápiz. En esa aula virtual hay vida. O, al menos, se recrea. Alguien lo puede entender como un juego pero hay detrás una significación mucho más compleja.

Los niños que "juegan", con sus gafas de 3-D, con sensores y auriculares, y un ratón con el que interaccionan frente a la pantalla, son posibles (o ya probados) TDAH, las siglas con las que se conoce el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad, toda una maquinaria generadora de fracaso escolar si no se diagnostica a tiempo y se ponen las condiciones necesarias para sacarle partido a las múltiples capacidades que suelen tener este tipo de escolares.

El objetivo es el diagnóstico precoz y los promotores del sistema son asturianos, el grupo de investigación en aprendizaje, rendimiento y dificultades de aprendizaje, de la Universidad de Oviedo, con sede en la Facultad de Psicología. Sus integrantes ponen fecha para lo que llaman la "evaluación precoz" del niño o la niña con posible TDAH: los seis años. Más abajo de esa edad no hay certezas.

El proyecto, apoyado en las nuevas tecnologías, presenta otra singularidad: está siendo financiado mediante crowdfunding, o sea, micromecenazgo, a base de pequeñas ayudas de particulares y empresas involucradas en el asunto. Es el primer proyecto de la Universidad asturiana que se lanza con este formato. Se estima que en torno a un 7% de los escolares podrían presentar este trastorno que en muchos casos persiste en la adolescencia y en la edad adulta.

Hay niños con problemas de atención y los hay con problemas de atención y además hiperactividad. "Ser hiperactivo en sí no es malo pero hay que canalizar" asegura el profesor de la Universidad de Oviedo, Celestino Rodríguez, que dirige el grupo de trabajo.

El Aula Nesplora, como se conoce a la herramienta de evaluación y diagnóstico es ante todo "un buen método para conocer comportamientos en la vida cotidiana", ante la imposibilidad de que los investigadores "se metan en la clase". El grupo de investigación cuenta con dos pruebas principales. La ya referida Aula Nesplora, destinada a niños, y la Aqua Nesplora, para la evaluación de personas adultas. Cambia el escenario, no se trata de una clase escolar sino de un acuario.

Lo que pretenden los investigadores es "analizar la utilidad diagnóstica" de estas dos pruebas comparando las evaluaciones con el test llamado IVA-2, que es una prueba tradicionalmente empleada en este tipo de evaluaciones. Es preciso identificar el perfil pero también relacionarlo con los contextos sociales, académicos, familiares y laborales de las personas evaluadas "con el fin de conocer las repercusiones del trastorno".

"No se busca tanto saber si una determinada persona es TDA o no, como conocer sus características, sus puntos débiles y potenciar al máximo sus puntos fuertes, que los tienen", explica Celestino Rodríguez.

- ¿Cuáles son?

-Cada persona es un mundo pero suelen ser inteligentes, con un cociente intelectual alto. Con ganas de moverse, de hacer cosas. Los niños y adolescentes hiperactivos son en un alto porcentaje niños felices, efusivos y cariñosos. Todas estas características es preciso reconducirlas.

El experimento virtual a partir de cuarenta variables distintas nos da pistas. A veces el niño presenta omisiones, es decir que no responde al estímulo diana. O al revés, que emite una respuesta a pesar de que el estímulo no ha sido presentado. Cuenta también el tiempo de respuesta (velocidad de procesamiento.

La evaluación precoz solapa riesgos. Cuando los expertos diagnostican un TDAH a los diez o doce años, edades habituales, se corre el peligro de "problemas añadidos", sobre todo en clase: bajo rendimiento, profesores desorientados y situaciones de distorsión entre iguales. El elemento impulsividad nos debe poner en guardia. El profesor Rodríguez Pérez explica que tres de cada diez internos en instituciones penitenciarias sufren trastorno por déficit de atención e hiperactividad, una prevalencia cinco veces mayor que en la población general. El grupo de psicólogos de la Universidad ya vieron en 2015 publicadas sus conclusiones en una de las principales revistas científicas del sector.

El sistema de crowdfunding abierto en la plataforma Precipita, cuenta con el aval de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). Se quiere llegar a cuatro mil euros, cantidad a partir de la cual se adquirirá material con el que evaluar a una "amplia muestra de población escolar y adulta".

La campaña de crowdfunding comenzó el 27 de marzo y terminará el 27 de junio. "Hay buenas expectativas", asegura Celestino Rodríguez. Hasta el 30 de abril los viajeros de ALSA que compren sus billetes por internet podrán colaborar en la financiación del proyecto mediante la donación de un euro. Cualquier otro particular que se acerque a Precipita, donde se presentan proyectos que provienen de centros o grupos públicos de investigación, pueden colaborar a partir de los cinco euros.

Emilia Barrio, presidenta de la Asociación de Déficit de Atención y/o Hiperactividad de Asturias (ANHIPA) lamenta la falta de apoyos públicos. "Que tenga que ser la sociedad la que pague la investigación es bastante penoso". Las familias aportan lo suyo, unos 6.000 euros al año como gasto medio por cada niño TDAH.

La Asociación cree que la FP grado medio en Asturias es un desierto en materia de orientación educativa. "Se contempla en la ley que exista Orientación pero no hacen caso".